Mons. Lozano: “Debemos replantearnos el vínculo con la creación”
“Un hombre o mujer creyente necesita hoy para ser coherente con la fe: estilo de vida sobrio y sencillo, no desperdiciar comida, cuidar el planeta como casa común, reconocer en la creación el proyecto de amor de Dios sobre sus creaturas, promover la justicia en la distribución de los bienes comunes”, indicó.
El prelado lamentó que obispos, sacerdotes, diáconos, catequistas, miembros de instituciones y movimientos, “no hayan acogido aún esa enseñanza propia para la vida moral en este tiempo”.
“Durante las visitas pastorales realizadas a las parroquias constato que no se ha leído y reflexionado su contenido. Cierto es también, aunque en menor medida, que en unos pocos casos lo han incorporado en la catequesis con creatividad, se ha promovido su estudio de parte de algunos movimientos, y se organizaron varios eventos en la Universidad Católica de Cuyo”, puntualizó.
El arzobispo sanjuanino destacó, sin embargo, que el documento pontificio haya encontrado “amplia acogida y recepción en ámbitos académicos, científicos, periodísticos, organizaciones sociales”.
“Los problemas planteados por el Papa, la descripción certera de sus raíces, y las propuestas superadoras bien aterrizadas suscitaron una entusiasta adhesión en esos espacios, que contrasta con la tibia respuesta de parte de las comunidades cristianas”, sostuvo.
El prelado recordó que en la encíclica Francisco describe “en términos preocupantes la acumulación de basura no biodegradable, la contaminación del aire y el agua, la consecuente pérdida de biodiversidad, la desertificación progresiva de los suelos, el cambio climático”.
“Esta situación no da para más. Vamos hacia la autodestrucción. Varios de los daños provocados al Planeta son irreversibles. ‘No suele haber conciencia clara de los problemas que afectan particularmente a los excluidos’”, advirtió.
“Las raíces de este desastre tienen que ver con un sistema económico que únicamente mira al lucro e identifica el progreso de modo miope con el simple crecimiento de las ganancias, sin importar su distribución y lo que se destruya en el camino”, indicó.
Monseñor Lozano consideró que “para lograr soluciones a esta situación de inequidad y destrucción hace falta ‘escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres’”.
“Los pueblos originarios en su sabiduría ancestral tienen mucho para aportar en sus concepciones acerca del mundo mirado con familiaridad a la madre tierra, así como San Francisco de Asís contemplaba la belleza del hermano sol, la hermana luna, el agua. Debemos replantear el vínculo con la creación como casa de toda la humanidad”, concluyó.+
Publicar un comentario