Fallece el padre Adolfo Nicolás, que fue Superior General de la Compañía de Jesús
La noticia de su fallecimiento fue comunicada por el padre Arturo Sosa SJ, superior general de la Compañía de Jesús, en una carta a todos los jesuitas.
En sus palabras, el padre Sosa describe a su predecesor como “un hombre sabio, humilde y libre; entregado al servicio de modo total y generoso; conmovido por los que sufren en el mundo, pero a la vez rebosante de la esperanza que le infundía su fe en el Señor Resucitado; excelente amigo, de los que aman la risa y hacen reír a otros; un hombre del Evangelio”.
Nacido en Villamuriel de Cerrato (Palencia) en 1936, entró en el noviciado de los jesuitas de Aranjuez en 1953. Con 24 años fue destinado a Japón. Desde ese momento hasta su elección como superior general, en 2008, trabajó en Asia, sobre todo en Japón y Filipinas, desempeñando distintos cargos, entre ellos el de provincial de Japón durante la década de los 90, o el de moderador de los Provinciales Jesuitas de Asia Oriental y Oceanía. También trabajó con la población inmigrante y desfavorecida en una parroquia de Tokio.
En 2008, tras la renuncia del padre Peter-Hans Kolvenbach, fue elegido por la 35 Congregación General, como superior general de los jesuitas, convirtiéndose en el vigésimo noveno sucesor de San Ignacio y el séptimo jesuita de nacionalidad española que ocupa este cargo. A su generalato aportó su conocimiento y sensibilidad de las culturas orientales, la espiritualidad en diálogo con otras religiones y reafirmó el compromiso prioritario por la promoción de la justicia y la reconciliación.
A lo largo de estos años lideró un trabajo de intensa reestructuración de las provincias jesuíticas europeas y americanas e insistió repetidamente en la necesidad de combatir la superficialidad, trabajando desde la profundidad y la creatividad. A lo largo de su gobierno animó a los jesuitas a redescubrir la dimensión universal de la Compañía de Jesús y a impulsar la colaboración con otros, creyentes o no. Algunos de los acentos de su generalato fueron el trabajo en favor de los más desfavorecidos, la ecología, la reconciliación y el trabajo por la paz como principio irrenunciable; o la educación de los jóvenes.
En 2014, a los 78 años, anunció su voluntad de renunciar y tras ello, regresó a Asia, primero a Filipinas y después a Japón, donde residió hasta ahora.
La Compañía de Jesús lo definió como un hombre marcado por su larga trayectoria en Asia y el contacto con la cultura y religiones orientales: ecuménico, comprometido con el diálogo interreligioso y entre culturas. De su personalidad se reconoció siempre su gran apertura, su sencillez e inteligencia. +
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