Será recordado el padre Danilo Eterovic a un año de su muerte




Buenos Aires (AICA): El jueves 5 de marzo a las 19.30, con una celebración eucarística en la basílica del Pilar (Recoleta), será recordado el P. Danilo Eterovic, sacerdote del Opus Dei, fallecido el 5 de marzo de 2014 en un accidente en una estación ferroviaria. Su inesperada muerte conmovió profundamente a cuantos lo conocieron, sobre todo en Buenos Aires, donde desarrollaba una intensa actividad, tanto en el ámbito literario, académico, como en medios de comunicación y especialmente una intensa actividad de acompañamiento espiritual y sacramental.

El jueves 5 de marzo a las 19.30, con una celebración eucarística en la basílica Nuestra Señora del Pilar, en el barrio de la Recoleta, será recordado el padre Danilo Eterovic Garrett, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei, fallecido a los 68 años de edad el 5 de marzo de 2014 en un accidente ocurrido en una estación ferroviaria.

Su inesperada muerte conmovió profundamente a cuantos lo conocieron, sobre todo en Buenos Aires, donde desarrollaba una intensa actividad, tanto en el ámbito literario, académico, como en medios de comunicación y especialmente una intensa actividad de acompañamiento espiritual y sacramental.


En la homilía de la misa exequial, el entonces vicario de la Prelatura del Opus Dei en la Argentina, monseñor Mariano Fazio, expresó: “Agradecemos al Señor por el consuelo que dio a tantas almas en el acompañamiento espiritual, por todo el perdón que Dios otorgó a tantas personas utilizando las manos sacerdotales del padre Danilo".


“Estamos celebrando la Eucaristía, que significa acción de gracias –dijo-. Y ofrecemos esta santa misa en sufragio del alma del querido padre Danilo, pero también en acción de gracias por todo el bien que hizo a lo largo de su vida. Agradecemos al Señor por el consuelo que dio a tantas almas en el acompañamiento espiritual, por todo el perdón que Dios otorgó a tantas personas utilizando las manos sacerdotales del padre Danilo. Agradecemos la luz que dio a tantas inteligencias a través de su sabiduría cristiana, profunda, fruto del estudio y de haber sabido corresponder a los dones intelectuales que el Señor le había concedido. Gracias porque a través de su predicación -¡y qué buen predicador era!- encendió los corazones de tantos fieles en sus meditaciones y retiros”.+



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