Mons. Cargnello inauguró el Ciclo Teológico en el Seminario
Salta (AICA): El arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, inauguró el 19 de marzo el Ciclo Teológico del Seminario Metropolitano San Buenaventura, proyecto que tiene en cuenta la larga historia de colaboración que tiene en la formación del clero y de laicos de la arquidiócesis. Cuenta con el apoyo de la Universidad Católica de Salta y tiene por objetivo proveer a los cursantes de categorías conceptuales, herramientas metodológicas e información empírica de elementos de la teología.
El prelado presidió la misa en la capilla de la casa de formación sacerdotal, que fue concelebrada por el obispo de Orán, monseñor Gustavo Zanchetta, y sacerdotes formadores.
“Este proyecto de formación surge fruto de la madurez eclesial de la arquidiócesis, atenta a las orientaciones que indica el papa Francisco en su testimonio de fe viva, dialogante, en sus palabras y gestos; en sus audaces opciones que señalan el camino de una renovación eclesial de mentalidad, conciencia, actitudes, gestos y compromisos. Para ello es necesario un ámbito donde madurar la reflexión que potencie las acciones de Nueva Evangelización”, se explicó.
El Seminario diocesano fue erigido por el primer obispo de Salta, monseñor Nicolás Videla del Pino y comenzó a funcionar el 18 de diciembre de 1908. Luego de varias vicisitudes, el 23 de mayo de 1874, monseñor Buenaventura Rizo Patrón crea definitivamente el Seminario San Buenaventura para la formación del clero, tanto en la etapa de los estudios humanísticos filosóficos y teológicos. Desde entonces presta sus servicios sin interrupción.
Hace mucho tiempo que en Salta se forman seminaristas de la prelatura de Cafayate, de la diócesis de Orán y de la arquidiócesis de Salta.
Este Ciclo Teológico tiene por objetivo proveer a los cursantes de categorías conceptuales, herramientas metodológicas e información empírica de elementos de la teología.
Cuenta con el apoyo de la Universidad Católica de Salta.
“Los cursantes de este ciclo en su dimensión personal podrán ser agentes de su proceso permanente de formación, valorar y amar la vida en todas sus dimensiones, vivir su fe como proceso de madurez humana y espiritual, ser responsables y creativo frente a los retos y dificultades, dinamizar su quehacer cotidiano desde la reflexión, la interiorización y la oración”, se destaca.+
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