Francisco: Los cristianos son perseguidos en Medio Oriente ante la indiferencia de muchos


Francisco: Los cristianos son perseguidos en Medio Oriente ante la indiferencia de muchos


Al presidir, esta mañana en el Aula Nueva del Sínodo, el Consistorio ordinario público para la canonización del beato José Vaz (sacerdote del Oratorio de San Felipe Neri, fundador del Oratorio de la Santa Cruz Milagrosa en Goa y apóstol de Sri Lanka e India) y de María Cristina de la Inmaculada Concepción (fundadora de la Congregación de las Hermanas Víctimas Expiatorias del Santísimo Sacramento), el Santo Padre aprovechó esta ocasión para informar al Colegio Cardenalicio sobre la actual situación de los cristianos en Medio Oriente y sobre el empeño de la Iglesia por la paz en esa región.

Al saludar a los cardenales, patriarcas y demás hermanos en el Episcopado, al día siguiente de la clausura de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la familia, el papa Francisco afirmó que dedicó este Consistorio, además de a algunas causas de canonización, a otra cuestión que le interesa mucho, a saber: Medio Oriente y, de modo especial, a la situación de los cristianos en la región, por lo que tras agradecerles su presencia, les dijo:


“Nos une el deseo de paz y de estabilidad en Oriente Medio y la voluntad de favorecer la resolución de los conflictos a través de diálogo, la reconciliación y el empeño político”, expresó el Pontífice.


“Al mismo tiempo, agregó, deseamos brindar la mayor ayuda posible a las comunidades cristianas para sostener su permanencia en la región”.


“Como tuve la ocasión de reafirmar varias veces, no podemos resignarnos a pensar en Medio Oriente sin los cristianos, que desde hace dos mil años confiesan el nombre de Jesús”.


El Papa expresó que los últimos acontecimientos, sobre todo en Irak y en Siria, son muy preocupantes. “Asistimos a un fenómeno de terrorismo de dimensiones antes inimaginables. Tantos hermanos nuestros son perseguidos y tuvieron que dejar sus casas, incluso de manera brutal. Parece que se perdió la conciencia del valor de la vida humana, parece que la persona no cuenta y se la pueda sacrificar por otros intereses Y todo esto, lamentablemente, ante la indiferencia de tantos”, señaló.


Esta situación injusta requiere, además de nuestra constante oración, una respuesta adecuada también de parte de la comunidad internacional. Estoy seguro de que, con la ayuda del Señor, del encuentro de hoy brotarán reflexiones y sugerencias válidas para poder ayudar a nuestros hermanos que sufren y también para salir al encuentro del drama de la reducción de la presencia cristiana en la tierra donde nació y desde la cual se ha difundido el cristianismo.


Esta reunión puede considerarse una continuación de la mantenida a principios de octubre para tratar el tema de Medio Oriente, que se celebró entre los mayores representantes de la Curia romana y los Nuncios Apostólicos en el área, y que permitió a la Santa Sede analizar la situación de la minoría cristiana para volver a reafirmar la necesidad de evitar una solución militar unilateral.


El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, hizo una introducción para dar paso a un intercambio de opiniones entre los purpurados y los patriarcas orientales.




Exigencia de paz y libertad religiosa


El anuncio de este consistorio lo había dado durante los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre la familia el cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio Cardenalicio, por mandato del mismo Pontífice.


El cardenal Bechara Boutros Rai, patriarca maronita de Antioquía, manifestó su gratitud al papa Francisco por esta segunda iniciativa, después del encuentro con los Nuncios para conocer la realidad de Medio Oriente y ahora por este Consistorio.


Las intervenciones rondaron la treintena. Los patriarcas de las Iglesias de Medio Oriente, en particular, describieron las situaciones y los problemas principales de las Iglesias respectivas en los respectivos países (Iraq, Siria, Egipto, Tierra Santa, Jordania, Líbano).


En general, las intervenciones se articularon sobre algunos principios: la exigencia de paz y de reconciliación en Medio Oriente, la defensa de la libertad religiosa, la ayuda a las comunidades locales, la gran importancia de la educación para crear nuevas generaciones capaces de dialogar entre ellas, el papel de la comunidad internacional.


Por lo que se refiere al primer punto, se subrayó que Medio Oriente necesita urgentemente replantearse su futuro. Se resaltó la importancia de Jerusalén, como “capital de la fe” para las tres grandes religiones monoteístas y se puso en evidencia la necesidad de llegar a una solución del conflicto israelí-palestino y sirio.


Ante las violencias perpetradas por Isis se reiteró que no se puede matar en nombre de Dios.


Con relación a la libertad religiosa se hizo hincapié en que la libertad de religión, junto con la de culto y de conciencia, es un derecho fundamental, innato y universal, un valor para toda la humanidad. Junto a ese derecho, se subrayó también la exigencia de que se reconozcan a los cristianos todos los derechos civiles de los demás ciudadanos, sobre todo en los países donde actualmente la religión no está separada del Estado


Por cuanto respecta, además, a la ayuda a las comunidades locales de la región se reiteró que un Oriente Medio sin cristianos sería una grave pérdida para todos, ya que juegan un papel fundamental para mantener el equilibrio en esa zona y por su gran compromiso en el ámbito de la educación. Por lo tanto, es esencial alentar a los cristianos para que permanezcan en la región y perseveren en su misión, también porque han contribuido al bienestar de los países en que viven. Desde esta perspectiva, se reflexionó sobre el problema de la emigración de los cristianos.


Deben encontrar acogida en las Iglesias y en los Estados a los que emigran y deberían contar también con estructuras pastorales adecuadas para los diversos ritos. Se solicitó, por otra parte, que prosiga el envío de ayudas humanitarias para que los cristianos se sientan animados a permanecer en sus tierras y a cultivar las diversas manifestaciones de solidaridad posibles por parte de las Iglesias de otros países, por ejemplo, con viajes y peregrinaciones.


En materia de educación, se hizo notar como en muchos países de la región los libros de texto de la escuela no hablan de forma positiva de las religiones diversas de la del Estado y de la necesidad de una reflexión sobre este hecho por parte de las instituciones locales. En este sentido se evidenció la necesidad de entablar un diálogo interreligioso con los musulmanes, partiendo de la base común de la razón y de una auténtica cooperación ecuménica, para que todas las Iglesias de Medio Oriente hagan oír una única voz.


En particular se pidió a la comunidad internacional que garantice a los prófugos cristianos la posibilidad de regresar cuanto antes a sus hogares, estableciendo “zonas de seguridad”, por ejemplo en la llanura de Nínive. Por último, se hizo un llamamiento por todas las personas secuestradas en Medio Oriente para que el mundo no se olvide de ellas.+



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