Sínodo: La Iglesia no es una aduana, sino una casa paterna que acoge y acompaña
Ciudad del Vaticano (AICA): En la tarde de ayer, miércoles 8 de octubre, tuvo lugar la Sexta Congregación General del Sínodo Extraordinario de los Obispos. Según los temas previstos en el Instrumentum laboris, los padres sinodales debatieron sobre las situaciones pastorales difíciles y también se tocó el tema de las uniones entre personas del mismo sexo.
En primer lugar, se afirmó que la Iglesia no es una aduana, sino una casa paterna y por lo tanto debe acompañar pacientemente a todas las personas, incluso a aquellos que se encuentran en situaciones pastorales difíciles. La verdadera Iglesia Católica cuenta con familias sanas y con familias en crisis, de ahí que en el esfuerzo de santificación diaria no deba mostrarse indiferente ante la debilidad porque la paciencia implica la ayuda activa a los más débiles.
Los procesos de nulidad matrimonial
En cuanto al proceso de declaración de nulidad del matrimonio se registra, en general, la necesidad de agilizar los procedimientos (y de la incorporación de laicos más competentes a los tribunales eclesiásticos), pero también se señala el peligro de la superficialidad y la necesidad de salvaguardar siempre el respeto a la verdad y los derechos de las partes.
También porque -como se dijo- el proceso no es contrario a la caridad pastoral y la pastoral judicial debe evitar ideas que culpabilizan para favorecer, en cambio, una discusión tranquila de los casos.
Siempre a propósito de nulidad matrimonial se habló en el Aula del supuesto de recurrir a la vía administrativa, que no sustituye a la judicial, sino más bien la complementa. Asimismo se propuso que corresponda al obispo la decisión de cuales solicitudes de verificación de nulidad pueden tratarse por ese camino administrativo.
Se hizo un fuerte hincapié en la actitud respetuosa con los divorciados que se han vuelto a casar, porque a menudo experimentan también situaciones de malestar o de injusticia social, sufren en silencio y en muchos casos buscan a través de un camino gradual llegar a participar más plenamente en la vida eclesial. La pastoral, por lo tanto, no debe ser represiva, sino llena de misericordia.
La poligamia
Con respecto a la poligamia, se señaló, por una parte, que se trata de una realidad que disminuye gradualmente porque está favorecida por el contexto rural, mientras hoy avanza la urbanización.
Por otra parte, se hizo notar que dado que hay polígamos convertidos al catolicismo que desean recibir los sacramentos de la iniciación cristiana, surge la pregunta de si hay medidas pastorales específicas para salir al encuentro de estas situaciones con el discernimiento oportuno.
Preparación al matrimonio
También se retomó la cuestión de mejorar la preparación para el matrimonio, especialmente entre los jóvenes a los que hay que presentar la belleza de la unión sacramental, junto con una educación afectiva adecuada, que no sea sólo una exhortación moralista que termina generando una especie de analfabetismo religioso y humano. Y el camino matrimonial requiere el crecimiento real de la persona.
La pastoral para los divorciados vueltos a casar
Durante la hora de discusión libre las intervenciones se centraron en las experiencias y modelos concretos de pastoral para los divorciados vueltos a casar sirviéndose de los grupos de escucha.
Es importante -se reiteró- evitar cuidadosamente dar un juicio moral, hablar de “estado permanente de pecado”, y tratar, en cambio, de que se comprenda que la no admisión en el sacramento de la Eucaristía no elimina por completo la posibilidad de la gracia en Cristo y que se debe más bien a la situación objetiva de la permanencia de un precedente vínculo sacramental indisoluble.
Con esta perspectiva, se reafirmó en numerosas ocasiones la importancia de la comunión espiritual. En cualquier caso, se advirtió de que también estas propuestas tienen límites y que, ciertamente, no hay soluciones “fáciles” para esta problemática.
Otras cuestiones pastorales
Por lo que se refiere a la pastoral de las personas homosexuales se insistió en la importancia de la escucha y en la de los grupos de escucha.
Otras intervenciones trataron de la cuestión de los católicos que cambian de confesión cristiana, y viceversa, y de las consecuencias difíciles que se derivan de este hecho para los matrimonios interconfesionales y para la evaluación de su validez a la luz de las posibilidades de divorcio previstas por las Iglesias ortodoxas.
Recordando el Sínodo Ordinario celebrado en 1980 y dedicado al tema “La familia cristiana”, se evidenció la notable evolución que se produjo desde esa fecha en la cultura jurídica internacional, la necesidad de que la Iglesia sea consciente de este dato y que las instituciones culturales -como las universidades católicas- se confronten con esta situación para seguir desempeñando un papel en el debate actual.+
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