Mons. Bressanelli recordó a monseñor Angelelli
Neuquén (AICA): El obispo de Neuquén, monseñor Virginio Bressaneli SCJ, presidió una misa en la catedral de María Auxiliadora, el lunes 4 de agosto, para celebrar el Día del Párroco y recordar, en el día de la memoria de los Mártires Latinoamericanos, con memoria agradecida a monseñor Enrique Angelelli, obispo asesinado de La Rioja. El prelado invitó a los presentes a pedir misericordia para quienes “optaron por medios equivocados, sobre todo por la violencia y la muerte”.
Monseñor Bressanelli manifestó su agradecimiento a los sacerdotes de la diócesis y al pueblo que los sostiene con su oración, los alienta y colabora con ellos, haciendo posible la evangelización. En referencia a la conmemoración diocesana, recordó el asesinato de monseñor Angelelli, sucedido el 4 de agosto de 1976, y transmitió el saludo del obispo riojano, monseñor Marcelo Colombo, con quien celebró una misa el domingo 3 de agosto en aquella provincia para recordar al prelado difunto.
Monseñor Bressanelli recordó que la Justicia concluyó, a través de numerosos testimonios, que la muerte de Angelelli fue “consecuencia de una acción premeditada, provocada y ejecutada en el marco del terrorismo de Estado”.
“Dios orienta para bien de los que le aman todo lo que va sucediendo –agregó-. Esta larga espera de 38 años permitió acercar muchas pruebas, hacer muchos estudios y conseguir testimonios irrefutables. Consiguió que muchos en el país se interesaran de esta causa, la sintiesen como propia”.
El obispo neuquino recordó la iniciativa de los obispos Jaime de Nevares, Jorge Novak, Miguel Hesayne y Marcelo Mendiharat para impulsar la investigación, y aseguró: “Angelelli fue asesinado. Todos lo sabíamos, lo intuíamos, pero fue un mártir silenciado. Se quiso ocultar este homicidio bajo la figura de un accidente de ruta”.
El obispo de Neuquén definió a monseñor Angelelli como “un creyente, un profeta, un mártir en una Iglesia perseguida y obstaculizada”.
“Fue también un líder social –retrató-, un poeta, un hombre consubstanciado con todas las causas justas; pero sería injusto reducirlo meramente a lo social. Lo social en él fue verdadera encarnación del Evangelio en las situaciones humanas más variadas. Fue la Buena Noticia bajada a la realidad del pueblo riojano más sufrido, y fue la invitación a las clases poderosas a no desdecir con la vida el llamado al Reino que Jesús nos hace”.
El obispo neuquino invitó a los presentes a pedir misericordia para quienes, con ideales buenos, “optaron por medios equivocados, sobre todo por la violencia y la muerte”, y por la conversión a la verdad y el arrepentimiento de “todos los autores del terrorismo de estado que aún viven”.
“Pidamos que nuestro pueblo, en el camino de la verdad, de la justicia, del arrepentimiento sincero. Que todos demos espacio en nuestra vida y corazón para construir un nuevo ámbito de entendimiento, de superación de los egoísmos y de toda barrera, y de construcción de una justicia cristiana que engendra el hombre nuevo y la nueva sociedad que Cristo nos ofrece en el Calvario, para vivir la gracia de la Buena Noticia de la Salvación y para que el pueblo argentino encuentre la felicidad que anhela y merece”, concluyó el obispo.+
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