En el santuario de la “Virgencita”, Mons. Buenanueva abrió el Año Misionero Diocesano
Las fiestas patronales, presididas por el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, comenzaron a la hora cero del sábado con la coronación de la imagen de la Virgen con la corona de oro obsequiada en 1944 por el pueblo.
A lo largo del día se celebraron varias misas: por los servidores del santuario, los peregrinos, los enfermos, los niños bautizados este año, las familias y niños de primera Comunión. A las 17.30 se llevó a cabo la procesión y se celebró la misa.
“¿No es un misterio tremendamente consolador que, día tras día, de cada rincón de la tierra se levanten miles de manos en oración, por momentos confiada y agradecida, otras veces ansiosa o incluso sacudida por el dolor o la impotencia?”, se preguntó el obispo.
En la homilía, monseñor Buenanueva enumeró una serie de situaciones en este sentido, entre ellas manifestó: “Pienso hoy, con especial angustia, en quienes ven peligrar las fuentes de su trabajo y, de esa manera, amenazada la vida de sus familias. Y cómo crece la decepción por la edificación de un orden justo en la sociedad, decepción que trae aparejada una siempre peligrosa desconfianza en la democracia y en el servicio indispensable al bien común que es la política”.
“Pienso también en quienes, conscientes del profundo desprecio por la ley, las normas y las pautas civilizadas de convivencia, que parece ser un demonio que, de tanto en tanto, se apodera del alma argentina y nos lleva a límites insoportables de deshumanización, cada día se empeñan en caminar el buen camino del respeto irrestricto por el estado de derecho, la igualdad de todos ante la ley y la satisfacción que trae aparejado el trabajo bien realizado y el cumplimiento de las propias obligaciones”, agregó.
El prelado sostuvo que este santuario mariano “atesora muchas de esas plegarias” de los peregrinos, y destacó: “Aquí todos nos descalzamos de nuestra altanería. Aquí nos descubrimos pobres, mendigos y hermanos que caminan juntos, unos al lado de los otros. Aquí nos alcanza la mirada de María, nuestra ‘Virgencita’”.
Al referirse a la culminación del Año Mariano Diocesano, monseñor Buenanueva exclamó: ¡Gracias, María! Madre purísima de Concepción: nos hemos sentido bendecidos por tu presencia, una vez más”.
“Este Año Mariano que estamos clausurando dará paso a un Año Misionero Diocesano, cuyo lema será: ‘Con vos, María, misioneros del Evangelio’”, anunció.
Misionar no es proselitismo. Tampoco es marketing. Mucho menos clientelismo que rebaja la dignidad de las personas. Misionar es cantar. Solo cantar – poco importa si con buena voz – porque se tiene el corazón colmado de alegría. La que nace, espontánea y pura, de sentirse alcanzado por un amor gratuito e incondicional. Por eso, María es la mejor y más perfecta figura misionera que tiene la Iglesia. Ella nos enseña a cantar, a misionar, a caminar, a compartir”, concluyó.+
Texto de la homilía
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