Mons. Stanovnik llamó a superar con humildad el "enfrentamiento compulsivo"
El mensaje fue compartido durante la misa central, celebrada luego de la procesión por las calles de la ciudad, que reunió a una multitud de fieles y estuvo presidida por el vicario general de la arquidiócesis, presbítero José Billordo, y concelebrada por el párroco, presbítero Juan Manuel Blanco.
En sus palabras, dirigidas al párroco del lugar y a la comunidad parroquial de San Roque, el arzobispo recordó que no pudo estar presente por motivos de salud, como hubiese deseado hacerlo.
Refiriéndose al santo, el prelado señaló: “A San Roque se lo conoce como un creyente peregrino que dedicó su vida a aliviar el dolor de los enfermos, principalmente de los apestados, hasta que él mismo cayó contagiado de esa enfermedad. En él vemos reflejado ese amor que se entrega por entero sin medir las consecuencias, hasta el final. No se reserva nada para sí mismo, ni los bienes que repartió entre los pobres, ni su salud que arriesgó cuidando a los abandonados por la peste”, destacó.
“Nuestro Santo aprendió que el bautismo, que lo hizo cristiano, también le dio una misión: ser instrumento de paz y de consuelo para los que sufren y no tienen a nadie que esté cerca de ellos, los escuche y les ayude a sobrellevar las penas”, añadió monseñor Stanovnik y recordó que “hoy, el papa Francisco nos invita a descubrir la potencia de nuestro bautismo y abrir nuestros ojos para ver dónde está el prójimo que sufre, para compartir con él una palabra de aliento y una oración pidiendo alivio y curación a sus males”.
Por otra parte, se refirió al “enfrentamiento compulsivo”, como uno de los “severos trastornos” que los argentinos venimos acarreando desde hace mucho tiempo sin encontrarle solución. Al respecto, consideró que “no nos permite despegar juntos hacia adelante” y que es “una verdadera peste que alimenta la soberbia de unos y de otros”.
“No hay otro remedio para superarlo que la humildad. Esa humildad que distinguió a San Roque cuando, a pesar de haber nacido de noble e ilustre cuna, no se aferró a sus bienes, sino que, desprendiéndose de ellos, se puso a servir a los más pobres y alejados”, recordó.
“Por eso, a pesar de los siglos que nos separan de él, su mensaje y su ejemplo de vida no se desvanece con el tiempo, al contrario, se agiganta con el paso de los años, convertido en un faro que ilumina la cultura de encuentro y favorece un verdadero humanismo universal y sin fronteras”.
“Recurrimos piadosamente a su intercesión para que nos libre de todos los males y nos enseñe a ser cercanos, humildes y serviciales con todos, especialmente con los pobres y con los que se muestran contarios y hostiles a nuestro modo de ser y de pensar. A todos, como nuestro Santo, queremos desearles la paz y el bien, que son más fuertes que el mal”, concluyó, agradeciendo a los fieles por sus oraciones y asegurando las suyas.
En la capital
“Con San Roque, bautizados y enviados” es el lema que iluminó la celebración patronal de la parroquia ubicada sobre avenida Maipú, de la capital correntina. Allí, la comunidad recibió el día del Santo Patrono a la hora cero.
Durante la jornada hubo misas, bautismos, el tradicional desfile de mascotas y por la noche, el festival folclórico. A las 15 se llevó a cabo la preparación para la solemne procesión y a las 16, el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, presidió la Eucaristía.+
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