“El triduo comienza mañana, con la misa de la Cena del Señor, y concluye con las vísperas de Domingo de Resurrección”, explicó el pontífice y añadió: “Luego viene el lunes de Pascua para celebrar esta gran fiesta”.
Francisco señaló que “todos los cristianos están llamados a vivir estos tres días santos como, por así decir, la ‘matriz’ de su vida personal y comunitaria”, ya que en estos se días vuelven a proponer al pueblo cristiano los grandes acontecimientos de la salvación realizados por Cristo, y así lo proyectamos en el horizonte de su destino futuro y lo refuerzan en su compromiso de testimonio en la historia”.
En la mañana de Pascua dijo el pontífice “la secuencia hará escuchar solemnemente el anuncio de la resurrección”. Palabras que contienen “un anuncio de alegría y de esperanza, pero también un llamamiento a la responsabilidad y a la misión”.
“Este anuncio es el centro de nuestra fe y nuestra esperanza, es el Kerygma que continuamente evangeliza la Iglesia y que ella a su vez es enviada a evangelizar”.
También recordó que “por el Bautismo, en efecto, hemos resucitado con Jesús y hemos muerto a las cosas y a la lógica del mundo. Somos criaturas nuevas: una realidad que pide ser existencia concreta día a día”.
Somos pecadores, no corruptos
El Papa añadió que “un cristiano, si verdaderamente se deja lavar por Cristo, si verdaderamente se deja despojar del hombre viejo para caminar en una vía nueva, incluso permaneciendo pecador, no puede seguir siendo corrupto; no puede vivir con la muerte en el alma, y tampoco ser causa de muerte”.
Improvisando agregó: “aquí hay que decir una cosa triste y dolorosa”. “Hay cristianos de imitación, los que dicen que Jesús ha resucitado, que han sido justificados por Jesús, que se encuentran en una vida nueva, pero que viven una vida corrupta”. “Estos falsos cristianos terminarán mal”, aseguró Francisco.
“El cristiano es un pecador, todos somos, yo lo soy, pero tenemos la certeza de que cuando pedimos perdón, el Señor nos perdona”. “Los corruptos fingen ser una persona buena, pero en el fondo de su corazón hay podredumbre”, y continuó: “Piensen en los llamados cristianos de la mafia, de cristianos no tienen nada, pero dicen que son cristianos, pero traen la muerte en el alma. Recemos por ellos, para que el Señor toque su alma”.
Por último el Santo Padre subrayó que “el prójimo, sobre todo el más pequeño es el más sufriente, se convierte en el rostro concreto al que dar el amor que Jesús no dio”.
“El mundo se transforma en el espacio de nuestra nueva vida de resucitado. En pie, y con la frente alta, podemos compartir la humillación de aquellos que todavía hoy, como Jesús, están en el sufrimiento, en la desnudez, en la necesidad, en la soledad, en la muerte, para ser, gracias a Él y con Él, instrumento de rescate y de esperanza, signos de vida y de resurrección”.
El Papa invitó a prepararse para estos tres días y “ser profundamente inseridos en el misterio de Cristo, muerto y resucitado por nosotros”. “Que la Virgen nos de la gracia de ser participar interiormente en las celebraciones de los próximos días, para que nuestro corazón y nuestra vida sean realmente transformados”.+
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