“Asistimos a un clima de profundo miedo en la convivencia diaria por la violencia que se ha instalado en la comunidad tucumana; violencia que llega hasta la pérdida de lo más valioso que tiene una sociedad: la vida humana. Y la muerte no distingue barrios, edades, situaciones económicas; abarca a todos; cualquier persona puede ser la próxima víctima”, alertaron.
“La violencia se ve incrementada y fortalecida por el aumento del consumo y la venta de drogas, situación que destruye familias. Queremos que Tucumán sea un hogar, una casa para todos los tucumanos”, agregaron.
El prelado y el organismo arquidiocesano recordaron que “la vida nos ha sido dada como un regalo precioso para desarrollar y cuidar”, pero alertaron que en la sociedad tucumana esta vida se ha vuelto precaria, vulnerable e insegura, por diversas situaciones concretas que se viven a diario”.
“Pobreza, falta de trabajo, de educación, suicidios, abortos, adicciones a las drogas, el alcoholismo, el juego, la pornografía, todas situaciones de muerte…”, detallaron.
Ante esto, monseñor Sanchéz y la Pastoral Social tucumana subrayaron que su compromiso es “custodiar y promover ese don tan inmenso y único que es la vida”.
“Vida que Dios nos invita a cuidar desde su concepción y en todo su desarrollo, hasta el final de nuestros días”, sostuvieron.
Asimismo, invitaron “fervientemente a toda la sociedad a realizar gestos que promuevan una cultura de la vida; dialogando, respetándonos, valorándonos, ayudándonos, sirviéndonos, perdonándonos, aceptándonos… en el marco de una sana convivencia y defendiendo lo más débil de nuestra sociedad: el niño por nacer”.
“Asimismo, es necesario cuidar nuestra casa común y toda la naturaleza. Para que Tucumán y la Argentina sea un hogar, una casa de encuentro fraterno para todos. ¡Vale toda vida! ¡Ese es nuestro compromiso!”, concluyeron.+
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