Participaron de la reunión con monseñor Araya, el presidente y vicepresidente de la Oslam, los presbíteros Vinicio Urdiales de Ecuador y Santiago Benítez de Panamá, respectivamente y los vocales representantes: de los países bolivarianos, presbítero Ricardo Barreto de Venezuela; del Caribe y las Antillas, presbítero José Amable Durán de República Dominicana y del Cono Sur, presbítero Cristino Bohnert del Paraguay.
El encuentro tuvo como objetivo principal, cerrar un ciclo de trabajo de este organismo que sirve a la comunión en la formación inicial de los futuros sacerdotes de América Latina y el Caribe.
Durante su visita a la diócesis, la comisión directiva de la Oslam visitó Villa Cura Brochero, dónde pudieron recorrer el Museo Brocheriano, la Casa Museo donde falleció el padre Brochero y celebraron misa en el santuario donde descansan las reliquias del santo cura argentino.
Junto al altar se armó el “rincón brocheriano” con los signos que identifican al cura Brochero con su pueblo: su imagen, la imagen de La Purísima, la estola como signo del apóstol incansable de la misericordia de Dios, el mate y la pava como signo de cercanía a su pueblo y el rosario que siempre lo acompañaba.
Monseñor Araya presidió la Eucaristía y expresó en la homilía que: “el conocer más de cerca la vida y la obra del padre Brochero dejó una huella imborrable en su trabajo de formadores, que promete hacer de Brochero un ejemplo vivo para la patria grande que es Latinoamérica”.
Antes de la bendición final, los sacerdotes de la comisión de la Oslam expresaron su saludo y coincidieron en manifestar “que vinieron a una reunión de trabajo y se vuelven habiendo vivido casi un retiro espiritual guiados por la desmedida figura sacerdotal y humana del santo cura Brochero”.
“Quiera Dios que nuestros seminaristas de Latinoamérica puedan venir a conocer la vida y obra de este santo sacerdote”, afirmó finalmente el presbítero Vinicio Urdiales.
Los visitantes conocieron también la obra de la madre Catalina de María y las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. Se llevaron, entre otros presentes, un poncho “para que la protección del Cura los acompañe por los caminos de las ciudades y pueblos de nuestro continente”.+
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