Mons. Urbanc al nuevo diácono: “Te pones al servicio incondicional de Jesús”
Una gran cantidad de fieles, entre ellos familiares y amigos, colmó la catedral basílica y santuario de Nuestra Señora del Valle, para participar de este importante acontecimiento para la Iglesia diocesana.
En la homilía, monseñor Urbanc agradeció a los papás de Cayetano “por haber acogido la responsabilidad de educarlo y de darlo al servicio de Dios y los hombres a través de la vocación sacerdotal”. También hizo lo propio con “el Seminario de Tucumán por estos ocho años de acompañamiento en la configuración de Cayetano con Cristo Servidor y Sacerdote Eterno”.
El prelado también agradeció a “las comunidades parroquiales a las que ha pertenecido Cayetano y en las que colaboró a lo largo de estos años, ya que han sido un puntal importante en su proceso formativo y motivación para seguir adelante hasta esta entrega de hoy y las por venir” y a “tantos ancianos, enfermos, niños, jóvenes, adultos y sacerdotes que pusieron su granito de arena y que sólo Dios conoce.”
“Esta celebración es un motivo de alegría y de esperanza para nuestra Iglesia, que se consuela al constatar que, pese a las circunstancias adversas, hay todavía tierra buena donde la semilla de la vocación al sacerdocio es acogida y va dando sus frutos”, destacó.
Dirigiéndose a Cayetano manifestó: “Como diácono te pones al servicio incondicional de Jesús, para ser ‘sal de la tierra y luz del mundo’. El diácono está llamado a servir a Cristo y, en Él, a su Iglesia y a los hermanos… La gracia divina, que recibirás con el sacramento, te hará posible esta entrega total y dedicación plena a los otros por amor de Cristo; y además te ayudará a buscarla con todas tus fuerzas. Éste será el mejor modo de prepararte para recibir la ordenación sacerdotal: servir con generosidad y desinterés, sólo por amor”.
Tras la predicación, inició el rito de la ordenación diaconal en el que Cayetano expresó la voluntad de recibir este sacramento. La asamblea pidió a Dios que derrame sus dones sobre el elegido para el ministerio del diaconado, quien se postró mientras se cantaban las letanías.
A continuación, el obispo le impuso las manos elevando la plegaria de ordenación y los padrinos le colocaron la estola según el modo diaconal y lo revistieron con la dalmática. Ya con sus vestiduras diaconales, se acercó al obispo, se puso de rodillas y recibió el libro de los evangelios.
El pastor diocesano le dio el abrazo de paz a Cayetano, para manifestar su alegría al recibirlo como diácono.
Al término de la misa, el flamante diácono recibió el saludo afectuoso y agradecido de los fieles.+
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