En su homilía, monseñor Frassia agradeció a los presentes, en especial a los padres eslovenos que acompañaron al diácono. “La Iglesia es la presencia del Espíritu Santo -que sigue estando presente hasta el final de los tiempos- donde nos acompaña, nos empuja, nos enseña, nos llama, nos elige y nos da la misión que cada uno de nosotros tendrá que desarrollar y cumplir en su vida”, afirmó el obispo.
“En este caso concreto la vida de Pablo a quien Dios fue llamando, en su misterio, para la vida sacerdotal; el Señor lo ha tocado y ha tocado también a su familia. Y él, a través de un largo proceso, ha estado dispuesto y ha dicho ‘¡aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad!’ La fuerza de Dios es lo más importante. Donde lo que Dios pide, Dios lo concede, lo da”, expresó.
El prelado llamó al nuevo diácono a no tener miedo porque “Dios te llama y es Dios que te acompaña siempre”.
“¡No tengas miedo y no pienses como piensa el mundo! ¡No seas cobarde! ¡Confía siempre en la fuerza de Dios!”, animó, y agregó: “¡No dejes, como dice muy bien el papa Francisco, que te roben la esperanza! ¡No permitas que apaguen el espíritu en ti!”.
Monseñor Frassia lo exhortó además a anunciar la Buena Noticia “para dársela a los no creyentes, para entusiasmar a aquellos que fueron creyentes y que a lo largo de la vida se han ido debilitando; instruir a los creyentes”.
“Que la Palabra de Dios sea tu fuerza para que siempre puedas vivir el Evangelio. Es un don, no es propiedad privada y no depende de tus particularidades. Es un don que Dios te lo confía, te lo da gratuitamente y gratuitamente se lo tendrás que comunicar a los demás”, aseguró.
“Que ciertamente sepas a lo que Dios te llama y te llama a ser ‘pescador de hombres’; que seas capaz de dejarte enseñar en la docilidad del Espíritu Santo, para que en tu vida puedas decir hoy, mañana y siempre: “Ya no soy yo quien vive sino Cristo que vive en mí”, añadió.
Finalmente, y dirigiéndose a la familia, recordó que “Dios no se deja vencer en generosidad”, y pidió: “Acompáñenlo siempre para que él pueda seguir acompañando a los demás. La vida, si uno la quiere tener, no hay que retenerla; hay que vivirla, transmitirla y comunicarla a los demás. Ustedes acompañen al diácono Pablo y, cuando sea el momento indicado, al sacerdote y padre Pablo Erjavec”.
“Como comunidad lo recibimos con gozo, con alegría; sabemos perfectamente que él también tendrá que repetir este misterio ‘te he elegido no para que seas servido, te he elegido para que seas un servidor’; servidor de Dios y estar atento a las reales necesidades de nuestros hermanos. No te quedes en lo poco, sé generoso, vive el todo, lo mucho, ama, sirve, cuida el don y sé fiel”, concluyó.+
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