En Navidad, Mons. Braida invitó a ser luz y expresión de amor
De este modo, siendo grande se hizo pequeño, siendo rico se hizo pobre, siendo fuerte se hizo débil. Jesús, al hacerse hombre, nace luego de un tiempo normal de gestación y viene a asumir toda nuestra naturaleza humana y elevarla a una condición de sagrada, expresó.
El prelado se refirió al nacimiento de Jesús, como una luz que hoy viene a iluminar la vida de cada persona, de cada familia y de cada comunidad. En este sentido, mencionó que cada vida humana tiene un valor infinito. Desde el mismo momento de ser gestada, esa vida tiene derecho a nacer, crecer y desarrollarse transitando sus diferentes etapas. Para ello, requiere ser aceptada, acogida, ayudada, amada, protegida, cuidada y promovida. Vida que, cuanto más frágil y pequeña requiere más dedicación y compromiso de quienes la rodeamos, resaltando que toda vida humana es sagrada y merece ser vivida con dignidad.
Luego hizo referencia a la reciente beatificación de monseñor Enrique Angelelli y sus compañeros mártires: Qué bueno es poder recordar su opción de celebrar la Nochebuena en lugares pobres y alejados.
Al celebrar la Navidad este año, los invito a volver la mirada a Jesús y dejarnos mirar por Él. Los invito a detenernos, a tomarnos un tiempo para meditar y contemplar en silencio este misterio de la cercanía y del amor de Dios que nos trae la vida y la luz para seguir caminando.
Seguidamente, invitó a la comunidad a ser luz buscando ser nosotros expresión de ese amor y cercanía con gestos y acciones concretas para los demás. Mencionó, así, a las mujeres embarazadas, a quienes buscan la gracia de un hijo, a quienes esperan una adopción, a quienes están solos, a la realidad humana frágil.
Que al celebrar con alegría el Nacimiento de Jesús, la Virgen del Valle junto a San Nicolás y los beatos mártires Enrique, Wenceslao, Gabriel y Carlos nos ayudan a valorar y cuidar toda nuestra vida humana, concluyó.+
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