Nuevo clamor del Papa: Acabar con la gran tribulación de Siria



Ciudad del Vaticano (AICA): “Les pido que hagan lo posible para aliviar las graves necesidades de las poblaciones afectadas, en particular la de Siria, las gentes de la amada Siria, los prófugos y refugiados que son cada vez más numerosos. Les repito. Acuérdense en sus oraciones de la Iglesia de Siria. Confío al Señor de la vida las víctimas innumerables e imploro a la Santísima Madre de Dios para que consuele a cuantos están en la “gran tribulación”. Y es verdad, la de Siria, es una gran tribulación” les dijo hoy el papa Francisco a los participantes en la LXXXVI Asamblea plenaria de la ROACO (Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales).

“Les pido que hagan lo posible para aliviar las graves necesidades de las poblaciones afectadas, en particular la de Siria, las gentes de la amada Siria, los prófugos y refugiados que son cada vez más numerosos. Les repito. Acuérdense en sus oraciones de la Iglesia de Siria. Confío al Señor de la vida las víctimas innumerables e imploro a la Santísima Madre de Dios para que consuele a cuantos están en la “gran tribulación”. Y es verdad, la de Siria, es una gran tribulación” les dijo hoy el papa Francisco a los participantes en la LXXXVI Asamblea plenaria de la ROACO (Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales).

Ese organismo, bajo el patrocinio de la Congregación para las Iglesias Orientales, está formada por diversas organizaciones en todo el mundo, entre ellas, la "Catholic Near East Welfare Association", “Ayuda a la Iglesia Necesitada, Renovabis, "Oeuvre d'Orient" que facilitan ayuda financiera y espiritual a los miembros de la Iglesia en Oriente.


Francisco dio las gracias “por la fidelidad a Cristo, al Evangelio y a la Iglesia de que los orientales católicos han dado prueba a lo largo de los siglos haciendo frente a cualquier fatiga por el nombre cristiano y conservando la fe. Como mis predecesores os aliento y os sostengo en el ejercicio de la caridad que es el único motivo de orgullo de los discípulos de Jesús. Una caridad que brota del amor de Dios en Cristo; la Cruz es su vértice, signo luminoso de la misericordia y la caridad de Dios hacia todos, que se ha volcado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo. Les pido que me acompañen en la tarea de unir la fe a la caridad que es característica del servicio petrino”.


El Papa instó a los miembros de Roaco a proseguir su obra de realización de proyectos que den la prioridad a la formación, sobre todo de los jóvenes, sin olvidar que tales proyectos “deben ser una señal de la profesión del amor de Dios que constituye la identidad cristiana”.


“La presencia de los Patriarcas de Alejandría de los Coptos y de Babilonia de los Caldeos, así como de los representantes pontificios en Tierra Santa y Siria, del obispo auxiliar del Patriarca de Jerusalén y del Custodio de Tierra Santa -concluyó Francisco- me lleva con el corazón a los Santos Lugares de nuestra redención, pero, reaviva también en mí la viva preocupación eclesial por la condición de tantos hermanos y hermanas que viven en una situación de inseguridad y de violencia que parece interminable y no ahorra ni a los inocentes ni a los más débiles”.


“A nosotros, los creyentes, junto con la solidaridad concreta, se nos pide la oración constante y confiada para que el Señor conceda la deseada paz. Una vez más quisiera desde lo más profundo de mi corazón lanzar un llamamiento a los responsables de los pueblos y de los organismos internacionales, a los creyentes de todas las religiones y a los hombres y mujeres de buena voluntad para que se ponga fin a cualquier dolor, violencia, discriminación religiosa, cultural y social”.


“El enfrentamiento que siembra muerte deje espacio al encuentro y a la reconciliación que da la vida. Digo con fuerza a todos los que sufren: ¡No pierdan la esperanza! ¡La Iglesia está a su lado, los acompaña y los sostiene! Les pido que hagan todo lo posible para aliviar las graves necesidades de las poblaciones afectadas, en particular la de Siria, las gentes de la amada Siria, los prófugos y refugiados que son cada vez más numerosos. Confío al Señor de la vida las víctimas innumerables e imploro a la Santísima Madre de Dios para que consuele a cuantos están en la “gran tribulación”. Y es verdad, la de Siria, es una gran tribulación”.+



Etiquetas:

Publicar un comentario

[facebook][blogger][disqus]

Diocesis de Celaya

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets