Ciudad del Vaticano (AICA): El domingo 25 de enero, por la tarde, en la Solemnidad de la Conversión del apóstol San Pablo, el papa Francisco presidirá la celebración de las segundas vísperas, en la basílica de San Pablo Extramuros. Como es tradicional, con esta celebración, se concluye la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que inició el domingo 18 bajo el lema “Dame de beber” y que promueve el Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias.
La reflexión para esta Semana fue preparada por un grupo de trabajo elegido por el Consejo nacional de las Iglesias cristianas del Brasil (Conic). El trabajo después fue revisado por la Comisión internacional nombrada por el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias.
De este modo, este año, bajo el “Dame de beber” de Jesús a la samaritana se recuerda que “el encuentro entre Jesús y la samaritana nos invita a probar agua de un pozo diferente y también a ofrecer un poco de la nuestra. En la diversidad nos enriquecemos mutuamente”. Y así, “la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos constituye una ocasión privilegiada para la oración, el encuentro y el diálogo”. Es una oportunidad -aseguran- para poder reconocer las riquezas y los valores que están presentes en el otro, el distinto, y para pedir a Dios el don de la unidad.
Asimismo, nos indican que “el estudio y la meditación de este texto que se propone para la Semana de Oración quiere ayudar a las personas y a las comunidades a que se den cuenta de la dimensión dialógica del proyecto de Jesús que llamamos el Reino de Dios”.
El texto afirma “la importancia de que la persona conozca y comprenda su propia identidad para que la identidad del otro no se perciba como una amenaza”. Además, advierten que “cuando se rechazan los dones del otro se hace mucho daño a la sociedad y a la Iglesia”.
Jesús y la samaritana se encuentran y “ese encuentro ofrece a los dos una oportunidad inesperada. Jesús no deja de ser judío por haber bebido el agua que le ofrece la mujer samaritana. La samaritana sigue siendo ella misma al abrazar el camino de Jesús”. Cuando reconocemos que tenemos necesidades recíprocas, -observan- tiene lugar la complementariedad en nuestras vidas de un modo más enriquecedor.
Por eso, se asegura en la reflexión, ‘dame de beber’ nos empuja a reconocer que las personas, las comunidades, las culturas, las religiones y los distintos grupos étnicos se necesitan unos a otros.
El viaje que se propone para los ocho días de esta Semana “empieza con la proclamación, que lleva a la denuncia, la renuncia y el testimonio”. La semana empieza con “la proclamación del Dios que nos ha creado a su imagen, que es la imagen del Dios trino, unidad en la diversidad. La diversidad forma parte del designio divino”.
Seguidamente “se denuncian algunas situaciones de pecado que causan discriminaciones injustas”. En tercer lugar, “la renuncia a esas actitudes pecaminosas que excluyen constituye un primer paso hacia la unidad del Reino de Dios”.
Finalmente “damos testimonio de la bondad de Dios, que siempre está dispuesto a acogernos a pesar de nuestros pecados y que con su Espíritu Santo nos mueve hacia la reconciliación y la unidad”. De este modo “experimentamos Pentecostés: los muchos dones del Espíritu que llevan a hacer realidad el Reino de Dios”.
En las Segundas Vísperas participaran los representantes de otras Iglesias y Comunidades eclesiales presentes en Roma. Así como el clero y los fieles de la diócesis del Papa para renovar juntos nuestra oración al Señor, fuente de la unidad.
Las fechas para celebrar la Semana de Oración por la unidad de los Cristianos fue puesta en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo, que tienen un hondo significado.
En el hemisferio sur, sin embargo, al ser enero mes de vacaciones de verano, las Iglesias frecuentemente adoptan otras fechas para celebrarlo. En la Argentina se celebra habitualmente en la semana siguiente a la Festividad de Pentecostés.+
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