Manila (Filipinas) (AICA): El beato Junípero Serra, conocido como el Padre de California por su papel evangelizador, será canonizado en septiembre por el papa Francisco durante su visita a los Estados Unidos, en el marco del Encuentro Mundial de las Familias. “En septiembre, si Dios quiere, canonizaré a Junípero Serra en los Estados Unidos”, afirmó el papa este jueves durante el vuelo de Sri Lankan a Filipinas.
A bordo del avión papal, Francisco recordó que el fraile franciscano “fue el evangelizador del oeste de los Estados Unidos” durante el siglo XVIII.
La canonización del Beato Serra se realizará sin necesidad de la confirmación de un segundo milagro atribuido a su intercesión, tal como ocurrió en el caso del primer santo de Sri Lanka, beato José Vaz, de San José de Anchieta en Brasil, Santa Angela de Foligno en Italia, entre otros.
Francisco explicó que “estas canonizaciones se realizaron con la metodología llamada ‘egrevista’ en la ley de la Iglesia. Es llamada canonización equiparada. Esto es usado cuando durante muchos años un hombre o una mujer es bendecida y es venerada por el pueblo de Dios y en la práctica esta persona es venerada como un santo. Así el proceso del milagro no se lleva a cabo. Estas personas quienes por siglos, tal vez están en este camino”.
“Estas personas hicieron bastante por la evangelización” y van de acuerdo “a la espiritualidad y teología de la Evangelii Gaudium. Esta es la razón por la que los elegí”, afirmó.
El Papa Francisco no especificó la fecha exacta de la canonización o dónde tendría lugar.
Beato Junípero Serra
Es el único español que tiene una estatua en Salón Nacional de las Estatuas situado en el Capitolio, donde reside el poder legislativo de los Estados Unidos, y lugar donde están representados los personajes más ilustres de esa nación. Cada Estado federado del país únicamente tiene derecho a proponer dos nombres de personajes ilustres a quienes se les inmortalizará con un monumento. La estatua de fray Junípero está en el pasillo principal y fue propuesta por el estado de California.
“Siempre adelante, nunca hacia atrás”. Este fue el lema de Junípero Serra, cuyas dotes intelectuales, celo misionero, bondad y paciencia produjeron sus frutos en su nativa Mallorca, en México y en los Estados Unidos.
Nacido en Petra (Mallorca) el 24 de noviembre de 1713, Miguel José fue hijo de Antonio Serra y Margarita Ferrer, agricultores. Después de la enseñanza primaria en los Franciscanos de Petra, Miguel marchó a Palma, la Capital, e ingresó en los Frailes Menores en 1730, tomando el nombre de Junípero en honor de uno de los primeros seguidores de San Francisco. Ordenado de sacerdote en 1737, Serra fue destinado a enseñar filosofía. Entre sus alumnos hubo dos que fueron sus últimos colaboradores en el Nuevo Mundo, Francisco Palou y Juan Crespí. Tras doctorarse en Teología en la Universidad del Beato Ramón Llull en 1742, Serra continuó enseñando filosofía y teología y adquirió gran fama como predicador.
En 1749, en unión de Palou, partió para el Colegio de San Fernando, en la Ciudad de México. Temiendo comunicar a sus padres su próxima partida, Serra pidió a un fraile compañero suyo que les informara sobre el particular. “Yo quisiera poder infundirles la gran alegría que llena mi corazón”, decía. “Si yo pudiera hacer esto, seguro que ellos me instarían a seguir adelante y no retroceder nunca”. Les pedía que comprendieran su vocación misionera y prometía recordarlos en la oración.
Poco después de su llegada a México, Serra sufrió la picadura de un insecto que le produjo la hinchazón de un pie y una úlcera en la pierna de la que le resultó una cojera para el resto de su vida. Tras unos meses en el Colegio de San Fernando, Serra fue destinado a las misiones de Sierra Gorda al nordeste de la ciudad de México. Allí trabajó durante ocho años, tres de ellos como presidente de las misiones. Llamado a la Ciudad de México, fue maestro de novicios durante nueve años y continuó su predicación en las zonas alrededor de la capital. En 1767 los jesuitas fueron expulsados de México y sus misiones de la Baja California fueron encomendadas al Colegio de San Fernando. Serra fue nombrado presidente de esas misiones, cuya cabecera estaba en la Misión de Loreto.
En 1769, la Corona de España decidió colonizar la Alta California (hoy Estado de California en los Estados Unidos). Serra fue nombrado nuevamente presidente; supervisó la fundación de las nueve misiones: San Diego (1769), San Carlos Borromeo (1770), San Antonio de Padua (1771), San Gabriel Arcángel (1771), San Luis Obispo (1772), San Francisco de Asís (1776), San Juan de Capistrano (1776). Santa Clara de Asís (1777) y San Buenaventura (1782).
En 1773 Junípero fue a la Ciudad de México para entrevistarse con el Virrey Bucarelli y tratar de resolver los problemas que habían surgido entre los misioneros y los representantes del Rey en California. La Representación de Serra (1773) ha sido llamada “Carta de los Derechos” de los indios; una parte decretaba que “el gobierno, el control y la educación de los indios bautizados pertenecerían exclusivamente a los misioneros”. Durante esta visita a la Ciudad de México Serra escribió a su sobrino, el Padre Miguel Ribot Serra diciéndole: “En California está mi vida y allí, si Dios quiere, espero morir”.
Ni siquiera el martirio del Padre Luis Jaime en la Misión de San Diego (1775) apagó el deseo de Serra de añadir nuevas misiones a la cadena de las ya existentes a lo largo de la costa de California. En todas estas misiones, Junípero y los frailes enseñaron a los indios métodos de cultivo más eficaces y el modo de domesticar a los animales necesarios para la alimentación y el transporte.
Serra pasó los últimos años de su vida ocupado en las tareas de la administración, la necesidad de escribir muchas cartas a las otras misiones y a la Iglesia y a los oficiales del gobierno en la Ciudad de México, y con el ansia de fundar las misiones necesarias hasta su muerte el 28 de agosto de 1784 en la Misión de San Carlos Borromeo, que había sido su cuartel general y se convirtió en el lugar de su descanso definitivo.
El papa san Juan Pablo II lo beatificó solemnemente en Roma, el 25 de septiembre de 1988.+
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