El avión del Papa aterrizó hacia las 15, hora local, en el aeropuerto Mariscal Sucre, a 20 km al este de la capital ecuatoriana. El fuerte viento que soplaba le arrancó el solideo cuando apareció por la puerta minutos después. El Pontífice sonriente bajó por las escaleras y recibió un abrazo del presidente Rafael Correa.
El Pontífice avanzó entre saludos por una calle de honor formada por niños indígenas en atuendos tradicionales.
Flanqueado por Correa y su esposa Anne Malherbe, Francisco escuchó por varios minutos las notas de una orquesta sinfónica.
En el aeropuerto Mariscal Sucre, situado como la ciudad a 2800 metros sobre el nivel del mar, el Santo Padre fue recibido por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, acompañado por dos niños que le regalaron una ofrenda floral. A continuación el mandatario dio un largo discurso.
Por su parte el papa Francisco dijo: “Doy gracias a Dios por haberme permitido volver a América Latina y estar hoy aquí con ustedes, en esta hermosa tierra del Ecuador. Siento alegría y gratitud al ver la calurosa bienvenida que me brindan: es una muestra más del carácter acogedor que tan bien define a las gentes de esta noble Nación”.
El Santo Padre recordó con gratitud y alegría las “distintas ocasiones en las cuales ha visitado Ecuador; así también hoy, dijo el Papa, vengo como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo. La misma fe que durante siglos ha modelado la identidad de este pueblo y dado tan buenos frutos, entre los que destacan figuras preclaras como Santa Mariana de Jesús, el santo hermano Miguel Febres, santa Narcisa de Jesús o la beata Mercedes de Jesús Molina, beatificada en Guayaquil hace treinta años durante la visita del Papa san Juan Pablo II”.
También hoy, precisó el Obispo de Roma, “podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables”.
En este sentido, el papa Francisco expresó su ilusión y esperanza al inicio de su Peregrinación apostólica a América Latina. “En Ecuador, puntualizó el Sucesor de Pedro, está el punto más cercano al espacio exterior: es el Chimborazo, llamado por eso al lugar más cercano al sol, a la luna y las estrellas. Por ello dijo Francisco, que en estos días todos puedan sentir la cercanía de Cristo, la cercanía “del sol que nace de lo alto”, y que seamos reflejo de su luz, de su amor”.
Y concluyó deseando que “el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, a quienes Ecuador ha sido Consagrado, derramen sobre ustedes su gracia y bendición. Muchas gracias”.
Del aeropuerto el Pontífice se dirigió a la Nunciatura y mañana, lunes, partirá hacia Guayaquil.
Francisco permanecerá en el Ecuador hasta el 8 de julio, luego se trasladará a Bolivia, donde estará hasta el 10 y concluirá su gira apostólica en Paraguay, de donde regresará el 13 de julio a Roma.
El Pontífice viaja acompañado por el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin y Guzman Carriquiry, vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina, entre otros.
Se trata del noveno viaje al exterior del papa argentino y el segundo a América Latina después del celebrado a Brasil en julio del 2013 con ocasión de las Jornadas Mundiales de la Juventud, programadas por su predecesor Benedicto XVI.
El papa tiene previsto reunirse con los presidentes Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia) y Horacio Cartes (Paraguay) y otros mandatarios de la región, entre ellos el de Honduras, Juan Orlando Hernández, de Haití, Michel Martelly, y Cristina Kirchner (Argentina), quienes anunciaron su asistencia a diferentes actos.+
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