La celebración comenzó con una procesión desde la sede municipal hasta el templo, con las imágenes de Santa Ana y San Joaquín y de otros santos de comunidades vecinas.
Tras la lectura del decreto de creación de la parroquia, un miembro de la comunidad transmitió al sacerdote la alegría del pueblo de tenerlo como primer párroco después de tantos años de trabajo junto a los fieles de la zona.
En el momento de la proclamación del Evangelio, monseñor Urbanc entregó al sacerdote el Libro de la Palabra de Dios, para que enseñe a la comunidad y viva según sus enseñanzas.
En la homilía, el prelado catamarqueño expresó que este es un día de fiesta porque “tenemos la dicha de ver cómo crece la comunidad diocesana con una mayor atención pastoral de las distintas comunidades”, y agregó, “porque al crear esta parroquia de Santa Ana y San Joaquín, que se desmiembra originalmente de la parroquia de Nuestra Señora de Luján en el Departamento Capayán, vemos que hay un trabajo apostólico, un trabajo misionero, catequético y esto va permitiendo que las comunidades maduren, sean más responsables, y asuman nuevos desafíos para seguir anunciando el Evangelio”.
También destacó que “hoy coincide con la fiesta de estos santos hermosos, Joaquín y Ana, que van a ser los encargados de velar por esta nueva comunidad parroquial. Originalmente este templo en Miraflores estaba puesto bajo la advocación de Santa Ana, de modo que el título que va a tener es Santa Ana y San Joaquín. Ellos son abuelos de Jesús, hoy también es el día de los abuelos. Desde la perspectiva cristiana. Si ellos han sido abuelos de Jesús, ellos son los patronos de los abuelos y ahora los abuelos en nuestro tiempo cumplen un rol muy importante en la educación de los niños”.
Mons. Urbanc aseguró que “esta parroquia tiene algo especial, el padre Dardo es también capellán del Servicio Penitenciario, qué importante que muchos de ustedes puedan visitar a esos hermanos que están privados de la libertad, que están purgando penas. Y hay que ir a verlos, hay que ser solidarios con ellos, que toda la parroquia se ocupe de estos hermanos que están privados de la libertad y de esos policías que tienen que cuidarlos. Hay que recuperarlos para la sociedad y esa es tarea de ustedes”.
“Fue uno de los motivos de la creación de esta parroquia, ya que hay centro penitenciario, hay que ir y hacerse presente y no solamente condenar. Nos tenemos que hacer cargo del hermano que sufre”, sostuvo.
Posteriormente, el presbítero Olivera reafirmó su fe y adhesión a la Iglesia Católica y renovó sus promesas bautismales y sacerdotales.
En el momento de las ofrendas, monseñor Urbanc obsequió al párroco un cáliz y una patena para celebrar la Eucaristía y conmemorar la fecha de la creación, en el Año de los Laicos dentro de la Misión Diocesana Permanente.
Al finalizar la misa, el obispo y las autoridades locales descubrieron una placa conmemorativa colocada en la fachada del templo.+
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