Mons. Arancedo: “Hablar y acompañar al pobre es un tema evangélico”
“La compasión nos habla de apertura, sensibilidad y capacidad de ponerse en el lugar del otro. A partir de ello es posible el gesto oblativo de darse y asumir el problema del hermano”, sostuvo y advirtió: “Lo que se opone a la compasión es el egoísmo que nos tiene como centro excluyente de nuestra vida y preocupaciones. Nos hacemos objeto de nosotros mismos, no hay lugar para los demás. Esto lleva a un individualismo que nos aísla y empobrece espiritualmente”.
El prelado destacó que “Jesucristo, en cambio, vio y se identificó con el dolor de su hermano, salió de sí para acompañar al otro” e insistió en afirmar que “la compasión no es un sentimiento de lástima sino un gesto superior de la caridad”.
“¡Cuánta gente tiene un conocimiento estadístico de las necesidades que hay, pero que pocos se acercan al que sufre! Hablar de la pobreza es un tema sociológico e incluso ético, hablar y acompañar al pobre es un tema evangélico”, aseguró y recordó que “cuando san Pablo nos dice: ‘Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús’, nos están diciendo sean compasivos con el que sufre”.
Monseñor Arancedo indicó, además, que la paz es misión del auténtico pastor y destacó que “esto lo vemos muy claro hoy en el testimonio de Francisco”.
“Un signo de su presencia es el encuentro, el diálogo y la solidaridad como expresión de un camino hacia la paz. A ello se opone la indiferencia que crea distancia, el individualismo que corta lazos de pertenencia, las ideologías que no parten del valor único de cada persona y el ejercicio del poder cuando no está al servicio del bien común. El pastor no es un líder que busca adhesiones, es un testigo que valora la existencia del otro, que crea relaciones y orienta a la comunión”, concluyó.+
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