Ángelus: La Cuaresma es tiempo de penitencia, pero no es triste

Ciudad del Vaticano (AICA): Tentación, conversión y Buena Noticias son los tres pilares que el papa Francisco utilizó para realizar una breve explicación a las lecturas del día en su reflexión antes del rezo del Ángelus, este domingo 18 de febrero, desde la ventana del Palacio Apostólico ante los miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Padre.
Tentación, conversión y Buena Noticias son los tres pilares que el papa Francisco utilizó para realizar una breve explicación a las lecturas del día en su reflexión antes del rezo del Ángelus, este domingo 18 de febrero, desde la ventana del Palacio Apostólico ante los miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Padre.

Retomando el pasaje del Evangelio de Marcos que relata la tentación de Jesús en el desierto, el pontífice explicó que el Señor, va al desierto para prepararse para su misión en el mundo, y aun no necesitando conversión, enfrenta esta prueba “para darnos la gracia de vencer las tentaciones”. El Santo Padre constata que lamentablemente el mal está actuando en nuestra existencia y entorno a nosotros, “donde se manifiestan violencias, rechazo del otro, cerrazones, guerras, injusticias”.

“Después de las tentaciones -señaló Francisco- en el desierto Jesús comienza a predicar el Evangelio, es decir, la Buena Noticia “que exige del hombre conversión y fe”.

“En nuestra vida tenemos siempre necesidad de conversión, ¡todos los días! y la Iglesia nos hace rezar por esto”, porque de hecho, –afirmó el Papa- “no estamos jamás suficientemente orientados hacia Dios y tenemos que dirigir continuamente nuestra mente y nuestro corazón a Él”. De ahí su consejo a “rechazar todo lo que nos lleva fuera del camino: los falsos valores que nos engañan, atrayendo de manera hipócrita nuestro egoísmo”. “Debemos confiarnos del Señor – exhorta Francisco - de su bondad y de su proyecto de amor para cada uno de nosotros”.

“La Cuaresma es un tiempo de penitencia, pero no es un tiempo triste, de luto! asegura el Pontífice, recordando que es un compromiso alegre y serio para despojarnos de nuestro egoísmo, de nuestro hombre viejo y renovarnos según la gracia de nuestro Bautismo”.

Sólo Dios puede donarnos la verdadera felicidad –agregó el Santo Padre– y advirtió de la inutilidad de buscarla en las riquezas, los placeres, el poder y la carrera porque es “el Reino de Dios la realización de todas nuestras aspiraciones más profundas y más auténticas”.

Al concluir, Francisco se mostró convencido de que “solo Dios nos puede donar la verdadera felicidad: es inútil que perdamos nuestro tiempo en buscarla más allá, en las riquezas, en los placeres, en el poder, en la carrera. El reino de Dios es la realización de todas nuestras aspiraciones más profundas y más auténticas, porque es, al mismo tiempo, salvación del hombre y gloria de Dios”.

Así, “en este primer domingo de Cuaresma somos invitados a escuchar con atención y acoger este llamado de Jesús a convertirnos y a creer en el Evangelio”, concluyó. +

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