Mons. Cargnello ordenó un sacerdote para la arquidiócesis
Durante la celebración, que se llevó a cabo en la catedral basílica y santuario del Señor y la Virgen del Milagro, el arzobispo se dirigió a Daniel, a quien recordó: vas a recibir un don de Dios, que te marcará para siempre, incorporándote de un modo nuevo al Señor Jesús.
El sacerdocio es un misterio de fe. No somos elegidos por nuestros méritos personales. La Iglesia es el misterio que va haciendo presente a Jesús a lo largo de la historia. Y en un tiempo determinado nos incorpora a su historia, señaló el prelado, y destacó que el sacerdocio no nace de decisiones humanas, sino del corazón del Padre. De este modo, añadió, irrumpe en tu vida la eternidad de Dios y su amor; y te va a poseer por la oración, por la imposición de las manos para siempre, marcándote con el sello del Sumo Sacerdote al hacerte su ministro.
Monseñor Cargnello afirmó que es la obra de Dios, el misterio de Dios el que nos constituye sacerdotes para siempre; porque no es una constitución que te eleva y te hace superior a los demás, es una realidad que se va renovando permanente en nosotros, que va amalgamando y madurando desde nuestra fragilidad un amor mayor, una entrega mayor.
Cuántos de nosotros, y vos mismo, has conocido y conocerás sacerdotes felices de poder darse hasta el final, cuántos de esos sacerdotes están en nuestras vidas marcándonos un camino, advirtió el prelado.
El sacerdocio es un misterio de esperanza. Dios es nuestro refugio, Él nos dio su vida, lo cual significa que el estilo de vida del sacerdote está marcado por la plenitud de Dios, consideró el prelado, y aseguró que la vida del cura se realiza en la Vida con Dios, desde la plenitud que recibimos del encuentro con Dios. Además recordó que nos tenemos que dejar guiar por el Señor. Él es nuestra esperanza, sólo Él, lo demás se deshace, porque Él nos da coherencia en la fragilidad.
La gente viene a celebrar con nosotros porque necesita vivir a lo cristiano. Celebramos no para lucrar sino para dar la vida. No sucumbas a la tentación simoniaca de pensar la vida litúrgica como una cuestión de ganar dinero. Pedile al Señor esa gracia y como una entrega al servicio pastoral a todos, especialmente a los más necesitados, a los niños, a los enfermos, a los pobres, a los ancianos, a los que no tienen voz, pidió el arzobispo al nuevo sacerdote, y le recordó que nuestra opción es por los pobres y esto no se estudia en los libros, se aprende de Jesús.
Cuánto agradezco el testimonio de curas que murieron en coherencia con esta opción, manifestó monseñor Cargnello, en mención especial de monseñor Calvisi, fallecido días atrás, quien hasta el final fue pobre, amantemente pobre pero madurado en la oración a Jesús.
Finalmente, el arzobispo llamó al nuevo sacerdote a ser fiel en la parroquia que te toque, en la comunidad que te toque, en el servicio sea parroquial o diocesano que te toque, pero piensa que lo que haces es para todos y aprende a aprovechar toda oportunidad para abrir tu corazón y no cerrarte a un sector social o grupo determinado.
Gracias por decir ¡sí!, gracias a la familia que entregan un hijo sacerdote, gracias a las comunidades que lo acompañaron en su proceso formativo, a las parroquias, a los seminarios de Tucumán y Salta, al Presbiterio que lo recibe, a todos ustedes que celebran este magnífico don que es el sacerdocio con el cual se enriquece nuestro presbiterio, concluyó.+
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