La comunión de los santos

San Francisco (Córdoba) (AICA): En una nueva entrega de su columna semanal en el periódico “La Voz de San Justo”, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió sus reflexiones sobre el Credo. Con el título “La comunión de los santos”, consideró que es esa “la fuente de la que mana y de la que se nutre la comunidad cristiana”.
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó una vez más sobre el Credo. En esta oportunidad, su columna en el periódico “La Voz de San Justo” se titula “La comunión de los santos”.

Para empezar, el obispo propuso desentrañar el significado esencial de la palabra “comunión”, que en el vocabulario cristiano “posee una riqueza de significados difícil de sintetizar”.

“El domingo pasado recordábamos que la principal manifestación de la Iglesia se da cuando la comunidad se reúne en torno al altar para celebrar la Eucaristía. Esa imagen nos va a ayudar ahora a comprender el sentido de la palabra ‘comunión’”, continuó el prelado, y en palabras de San Pablo, expresó: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan”.

Monseñor Buenanueva consideró que “antes que una moral que cumplir o una serie de ideas que comprender, la experiencia cristiana es comunión con el Padre, por medio de Jesucristo, en el Espíritu Santo”.

“Nace de la escucha de la Palabra de Dios, se realiza por la fe y se expresa en la santa Eucaristía. Por eso, una de las descripciones más antiguas de las primeras comunidades cristianas dice así: ‘Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común (comunión), en la fracción del pan y en las oraciones’”, detalló.

El prelado explicó que la expresión “comunión de los santos”, en el Credo, “sigue a la confesión de fe en la santa Iglesia católica. Es como una variación del mismo tema. Indica la fuente de la que mana y de la que se nutre la comunidad cristiana. Nos ayuda a comprender de qué vive la Iglesia, cuál es la fuerza que reúne a los cristianos y los impulsa a ser ‘Iglesia en salida’, como dice el papa Francisco, para caracterizar a la Iglesia que es misionera por su propia naturaleza”.

La referencia a “los santos”, añadió el obispo, “tiene un doble significado”. Ante todo, es comunión en las “realidades santas”, es decir “la Palabra, el Espíritu, los sacramentos, el amor de Dios y a los pobres”. Y, en segundo lugar, es comunión “de aquellos que han sido santificados por el Espíritu”.

Los bautizados (los santos), recordó monseñor Buenanueva, “compartimos unos mismos bienes espirituales (las cosas santas) que fundamentan nuestra comunión también en todos los planos de la vida: compartimos carismas, talentos, tiempo y bienes materiales. La Iglesia es, así, una comunión de bienes que se comunican y expanden”.

“En este contexto, la expresión sirve para comprender también los llamados ‘tres estados de la Iglesia’: la Iglesia que celebra en el cielo la comunión con Dios (los ángeles, María y los santos); la Iglesia peregrina y misionera que camina la fe en la tierra; la Iglesia de los que han muerto “bajo el signo de la fe” y son purificados por el amor de Cristo para entrar en la comunión eterna. La Iglesia es comunión porque unos por otros, vivos y difuntos, santos y peregrinos, estamos unidos en el Cuerpo de Cristo. Los santos interceden por nosotros, y nosotros encomendamos a nuestros difuntos a la misericordia de Dios”, sostuvo.

Finalmente, advirtió que “la cultura dominante parece haber erigido, como dogma central, una especie de individualismo libertario. Al yo individual y a sus deseos se sacrifica y se subordina todo”, lo que trae como resultado la soledad, el aburrimiento y el sinsentido. “El humanismo cristiano va en la dirección contraria: la persona humana es apertura al otro, comunión, diálogo y vínculo. Solo así logra ser ella misma”, concluyó, recordando que esa persona “viene del Dios amor” y que en la Trinidad “las personas son dándose”.+

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