“Escucha a las víctimas y trata de ayudarlas a sanar las graves heridas causadas por los abusos que han sufrido”, explicó Burke y añadió que “los encuentros se desarrollan con máxima discreción, en el respeto de las víctimas y de sus sufrimientos”.
Durante su último viaje el papa Francisco se sinceró con los jesuitas de Chile y Perú, en sendos encuentros (16 y 19 de enero), cuyo contenido publica íntegramente el último número de La Civilta Cattolica.
Durante esos encuentros, contó a sus hermanos jesuitas que cada viernes se reúne con víctimas de abusos sexuales. “A veces se sabe, y otras veces no”, apuntó el Papa sobre estas reuniones, donde escucha, consuela y llora con las víctimas. “Es horrible. Hay que escuchar lo que prueba un abusado o abusada. Su proceso es durísimo, Se quedan destrozados, destrozados”, recalcó Francisco.
Para el Papa, cualquier caso de pederastia “es una gran humillación para la Iglesia”, pues “muestra no sólo nuestra fragilidad, sino también, digámoslo claramente, nuestro nivel de hipocresía”.+
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