Mons. Zordán al nuevo sacerdote: “Sé siempre factor de comunión”
En su homilía, monseñor Zordán se refirió a la vocación de los apóstoles, que “se hace paradigma y modelo de toda vocación cristiana”, porque “así suele actuar Dios/Jesús en todos los casos: llama, consagra, configura y envía”.
“Él desea involucrar a otros –aquellos que le son más cercanos– en la misión de ofrecer su amor misericordioso y salvador a todos los hombres. ‘Bautizados y enviados’ repetíamos como lema en el último octubre misionero, para que tomemos conciencia de que nuestro bautismo y nuestra confirmación, ya trae consigo un decidido envío misionero”, señaló.
Dirigiéndose al nuevo sacerdote, el obispo recordó que el Señor “te llamó primero por el bautismo y la confirmación. Es bueno hoy hacer memoria de esto, para no olvidarnos de donde venimos, ¡para que no te olvides, Milton, de donde venís!”.
“Después, en el momento de definir tu proyecto de vida, te llamó para consagrar toda tu existencia en el ministerio ordenado; y hoy, por la ordenación presbiteral, te configura sacramentalmente con Él –Sacerdote y Buen Pastor– y vuelve a enviarte con una misión bien concreta”.
“Desde hoy serás parte de una comunidad presbiteral –la de esta Iglesia particular que está en Gualeguaychú–, en la que, presididos por el obispo, estamos unidos por lazos muy fuertes de fraternidad sacramental, y que tiene la misión de testimoniar y hacer presente los rasgos sacerdotales de Jesús Buen Pastor en medio de este pueblo suyo que peregrina en nuestro tiempo y en este lugar”, destacó.
“Harás las veces de Cristo Maestro para anunciar el Evangelio, de Cristo Sacerdote para celebrar el culto divino y especialmente el sacrificio del Señor, y de Cristo Pastor para apacentar con caridad evangélica a los fieles que te sean confiados, de modo que su cuerpo, la Iglesia, se edifique y crezca como pueblo santo de Dios y templo del Espíritu Santo”, aseguró.
Por eso, animó al nuevo sacerdote a anunciar la Palabra de Dios “con un corazón bien dispuesto”, y aconsejó que “tu modo de vivir sea un signo testimonial para tus hermanos y motivo de alegría para todos los que te vean”; le recordó la misión de “santificar al pueblo cristiano”, para lo que aconsejó: “Meditá lo que realizás, imitá lo que conmemorás y configurá tu vida con el misterio de la cruz del Señor para poder vivir como resucitado”.
Finalmente, recomendó: “Nunca olvides que has sido elegido de entre los hombres y puesto al servicio de los hombres en las cosas de Dios; por tanto, hacelo siempre con humildad y con una verdadera actitud de servicio”, y advirtió: “Deberás cuidar incansablemente al pueblo de Dios. Animalo para que avance siempre más por los caminos del Señor; hacete cargo de cada uno, ponelo sobre tus hombros, acariciá sus penas, vendá sus heridas, compartí la experiencia de los que están alegres”.
“Sé siempre factor de comunión, superando la tentación de sembrar desunión, la discordia o el enfrentamiento, que muchas veces puede aparecer. Por favor, no dejes de cultivar en tu corazón los sentimientos del corazón de Jesús, que no vino para ser servido sino para servir, incluso dando la vida, buscando incansablemente y salvando lo que estaba perdido”.
“Y esto que te digo a vos, Milton, lo digo para todo el pueblo cristiano reunido aquí esta noche. ¡Esta es nuestra identidad y misión de sacerdotes! El ministerio sacerdotal es un gran don que Dios hace a su Iglesia; es un tesoro depositado en un recipiente de barro: nuestra pobre humanidad frágil y pecadora. Es un don que nosotros, sacerdotes y diáconos, estamos llamados a valorar y cuidar con un esfuerzo cada vez mayor de fidelidad y utilizando todos los medios que el Señor pone a nuestro alcance”, recordó.
Milton Albano Senestrari nació en 1992 en Villa Paranacito (Entre Ríos) y a los 6 años su familia se fue a vivir a Gualeguaychú. Realizó su formación en el seminario diocesano María Madre de la Iglesia, de Gualeguaychú, donde ingresó en 2010 por la comunidad de la parroquia San Francisco de Asís de esa ciudad. Es profesor de Filosofía.
Fue ordenado diácono el 12 de diciembre de 2018 en la basílica Inmaculada Concepción, de Concepción del Uruguay. Se encuentra ejerciendo su ministerio en la parroquia María Auxiliadora de Concepción del Uruguay.
Su lema de ordenación sacerdotal es: "Sé en quien he puesto mi confianza".+
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