El Celam animó el servicio y testimonio de las Vírgenes consagradas del continente
Así lo manifestó en un videomensaje por los 50 años del Ordo Virginum, recordando que el 31 de mayo de 1970; el papa Pablo VI a través de la Sagrada Congregación para el culto divino, promulgó el rito de consagración que marcó el renacimiento de la antigua orden de las vírgenes; una de las vocaciones más antiguas en la historia de la Iglesia y cuyo carisma es el servicio como esposas y madres para los hermanos desde la oración y la acción. Es una consagración para vivir en el mundo y servir a la Iglesia desde diversos ámbitos y profesiones.
Después del Concilio Vaticano II -recuerda el Celam- y la restauración del rito; las vírgenes consagradas son mujeres que viven solas o con su familia, tienen independencia económica y el firme deseo de pertenecer a Cristo. Por eso, son en gran medida autónomas para establecer su régimen de vida, cumpliendo con las tareas que exige esta misión.
Como parte de su vocación oran por la Iglesia particular a través de la liturgia de las horas y están a disposición de los Obispos para adelantar tareas específicas. En el mundo se encargan de hacer presente a Cristo en todos los escenarios de la experiencia personal y profesional; dando testimonio con una vida modesta y una actitud de auténtica alegría que permite constatar que Jesús está realmente con nosotros y cumple su promesa de acompañarnos hasta el final de los tiempos.
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