Mons. Conejero Gallego: “Jesucristo, pan de vida”
“De este modo, hemos podido comprender y sentir, más fácilmente, el significado de: ‘Dios Padre, en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva, a una herencia incorruptible’”, sostuvo en el editorial mensual en el periódico diocesano Peregrinamos.
“Así, el silencio y el recogimiento, los sufrimientos y las plegarias personales, en familia y colectivas, el anhelo de un cambio de vida, ejerciendo la solidaridad, han contribuido notablemente a interiorizar, profundizar y vivenciar el gran Misterio de nuestra salvación”, agregó.
El prelado recordó que “culminamos mayo celebrando Pentecostés, la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia y el mundo, coronamiento y plenitud del misterio pascual”.
“El Espíritu de Dios recrea y hace nuevas todas las cosas; nos purifica y libera de nuestros pecados, dándonos la verdadera libertad; ilumina, con la verdad, nuestras realidades existenciales; nos fortalece en el bien obrar y nos enriquece con el don de la valentía para soportar, con paciencia, las contradicciones y persecuciones, llenándonos de sus frutos: la alegría y la paz; en fin, colma nuestros corazones del amor trinitario de Dios”, subrayó.
Monseñor Conejero Gallego señaló también la solemnidad de la Santísima Trinidad, -el misterio central de la fe y de la vida cristiana-, se celebra el domingo inmediato después de Pentecostés. Y a continuación, la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, revalorizando de este modo la preeminencia e importancia de la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia para el mundo”.+
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