Uniéndose en oración por George Floyd sus seres queridos y en particular por la comunidad afroamericana y las minorías que sienten vulnerados sus derechos fundamentales, la presidencia del Celam expresa que “es comprensible también, la indignación que se ha despertado en gran parte de la población estadounidense. Es una evidencia de la necesidad de ser escuchados“, se lee en el texto
Al respecto el Celam llama a “no dejar de escuchar lo que las personas están diciendo a través de su dolor» y a cortar de una vez por todas las raíces de «la injusticia racial que infecta muchas áreas de la sociedad”.
Carta del Celam a los obispos estadounidenses
“A través de los medios de comunicación hemos contemplado con impotencia, perplejidad y dolor, el arresto del ciudadano afroamericano George Floyd y la desproporción entre su captura y la manera que fue tratado hasta morir por sofocación.
Su reciente comunicación en nombre de los hermanos obispos estadounidenses, expresan sin ambigüedades el rechazo a esa forma de maltrato en una persona que representa una etnia que históricamente ha sido discriminada.
Compartimos con usted ese rechazo a un acontecimiento “sin sentido y brutal, un pecado que aclama al cielo por justicia”. Ni en Estados Unidos ni en ningún lugar del mundo este tipo de actos debe suceder.
Nos unimos a su oración por George Floyd por sus seres queridos así como por toda la comunidad afroamericana y las minorías que sienten conculcados sus derechos fundamentales.
Es comprensible también, la indignación que se ha despertado y en gran parte de la población de los Estados Unidos, es una evidencia de la necesidad de ser escuchados. Hacemos nuestro su llamado a “no dejar de escuchar lo que las personas están diciendo a través de su dolor” y acortar de una vez por todas las raíces de “la injusticia racial que infecta muchas áreas de la sociedad”.
Al respecto, son iluminadoras y contundentes las palabras del papa Francisco en su catequesis semanal: “no podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún tipo de racismo o exclusión y pretender defender la santidad de toda vida humana”. El Santo Padre nos pide, además, reconocer que “la violencia de las últimas noches es autodestructiva”. Nada se gana con violencia y mucho se pierde”.
Excelencia, estamos cercanos a Ud., y a través de su personas a todos sus hermanos obispos y a toda comunidad de los Estados Unidos, necesitada de que su clamor por el reconocimiento, el respeto y la dignidad sea escuchado y respondido. Urge que se abran camino de dialogo y de reconciliación nacional”.
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