Mons. Lozano: “La Iglesia debe ser canal de la misericordia de Dios”

Mons. Lozano: “La Iglesia debe ser canal de la misericordia de Dios”

Gualeguaychú (Entre Ríos) (AICA): El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, recordó que “el papa Francisco nos está insistiendo en la necesidad de misericordia, de abrazo, de ternura”, y advirtió que “si en la Iglesia no somos capaces de ser canales de la misericordia de Dios, no estamos viviendo lo que él nos pide”. “Cada comunidad cristiana (parroquia, capilla, escuela, movimiento, diócesis, comunidad religiosa...) debe ser madre acogedora que sepa sanar heridas y recibir con misericordia, un oasis en el desierto”, sostuvo en su columna semanal.
El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, recordó que “el papa Francisco nos está insistiendo en la necesidad de misericordia, de abrazo, de ternura”, y advirtió que “si en la Iglesia no somos capaces de ser canales de la misericordia de Dios, no estamos viviendo lo que él nos pide”.

“Cada comunidad cristiana (parroquia, capilla, escuela, movimiento, diócesis, comunidad religiosa...) debe ser madre acogedora que sepa sanar heridas y recibir con misericordia, un oasis en el desierto”, sostuvo en su columna semanal.

“La paciencia de Dios es infinita. Su amor también. El perdón de Dios no tiene límites. Como el papá de la parábola narrada por Jesús, Dios está anhelando el abrazo y el encuentro”, agregó.

El obispo gualeguaychense invitó a acercarse con confianza a la parábola del hijo pródigo, al asegurar que “Jesús nos ama de verdad. El cielo está mucho más cerca de la tierra de lo que podemos imaginar. Dios es misericordia. Él es ternura”.

Monseñor Lozano reconoció que “cada vez que leo este relato evangélico me conmueve. Siempre surgen detalles nuevos, perspectivas, miradas, gestos, aromas, luces, sonidos, susurros...”, y se preguntó: “¿Hasta dónde está dispuesto Dios a llegar con su perdón? ¿Qué actos humanos pueden pasar las fronteras de su misericordia? ¿Qué abismos a los cuales Él no está en condiciones de abajarse?”.

“Me sale repetir con el salmista ‘eterna es su misericordia’. El amor de Dios no conoce el ocaso, no disminuye, no se enfría, no se cansa, no posterga, no desconoce, no deja afuera”, destacó.

El prelado consideró que las tres parábolas de la misericordia en el Evangelio de San Lucas son hermosas y de gran consuelo, por lo que invitó a meditarlas esta semana: la oveja perdida y hallada (Lc 15, 4-7), la moneda perdida y encontrada (Lc 15, 8-10), y el padre misericordioso y sus dos hijos (Lc 15, 11-32).

“Digámoslo con claridad: la fidelidad no da derechos, sino que es un don de Dios que hay que agradecer. Varias veces el papa Francisco ha insistido en que ‘la Iglesia no es un museo [de imágenes] de los santos, sino un hospital para pecadores’. Jesús nos cuenta de la alegría en el cielo. Una alegría que también podemos experimentar en la tierra si somos misericordiosos como el Padre”, concluyó.+

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