En la misa dominical que presidió en la parroquia San Pablo Apóstol, del barrio Colón, en vísperas de la fiesta patronal, el prelado consideró, de modo tajante, que “los episodios violentos de justicia por mano propia no se pueden justificar de ninguna manera”.
“Esto lo tenemos que tener presente e interiorizar como sociedad”, insistió el prelado, quien tiene presente las consecuencias abiertas por la rebelión policial en diciembre de 2013. La arquidiócesis vive desde entonces como lema pastoral “Con Jesús nos cuidamos como hermanos”.
“No se puede justificar la justicia por mano propia. Estos hechos dolorosos tienen que hacernos caer en la cuenta de que tenemos que desarmar los corazones por un cultivo de una actitud de auténtica bondad”, pidió el arzobispo.
Citando al papa Francisco, monseñor Ñáñez exhortó a “no tener miedo de ser buenos”, “no temer la bondad” y agregó: “La necesitamos todos, particularmente los argentinos y también aquí en Córdoba. Hay que ser buenos”.
“Cuando san Juan Pablo II nos visitó en 1987, nos dijo que debemos ahogar el mal en abundancia de bien”, recordó el pastor cordobés.
El arzobispo concluyó su comentario sobre el tema pidiendo un esfuerzo de todos para que “no triunfe la maldad”. Y volvió a rogar: “Desarmemos los corazones para vivir respetuosa y dignamente. Parece una utopía, pero es lo que el Señor nos propone y es lo que hace nuestra vida realmente digna”.
Días atrás, un joven fue asesinado a golpes por vecinos que lo detuvieron tras haber asaltado, aparentemente, a un adolescente. El muchacho llevaba un arma de juguete, y según su madre de crianza, fue descubierto por la policía desnudo, atado a un poste con alambres e inconsciente de tantos golpes que le dieron en la cabeza. Falleció luego de permanecer 13 días internado en el Hospital de Urgencias de Córdoba.+
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