Mons. Stanovnik pidió al Senado proteger a la madre y al niño por nacer
“Dios quiera que la continuación de este debate en el Senado muestre la capacidad de hombres y mujeres que saben dialogar, que lo hacen con honestidad, y buscan sinceramente la verdad y el bien tanto del niño concebido como de su madre, especialmente cuando el embarazo no es deseado”, pidió.
“Y, al mismo tiempo, se establezcan los mecanismos jurídicos adecuados para que el varón asuma la responsabilidad que le cabe en la paternidad de ese embarazo”, agregó en un comunicado
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Ante el fallo adverso que se produjo en la Cámara de Diputados respecto del cuidado de la vida del niño por nacer y de la madre que lo engendró en su seno, favoreciendo el aborto, quisiera compartir el dolor que me produce como católico y como argentino, el camino que va tomando una posible ley que disponga de la vida de los más indefensos e inocentes, como es el niño por nacer, y la desprotección a la que se expone a la mujer con un embarazo no deseado, a la que un varón convirtió en madre.
Dios quiera que la continuación de este debate en el Senado muestre la capacidad de hombres y mujeres que saben dialogar, que lo hacen con honestidad, y buscan sinceramente la verdad y el bien tanto del niño concebido como de su madre, especialmente cuando el embarazo no es deseado. Y, al mismo tiempo, se establezcan los mecanismos jurídicos adecuados para que el varón asuma la responsabilidad que le cabe en la paternidad de ese embarazo.
Por otra parte, agradezco a todos los católicos y a los miembros de las comunidades evangélicas, quienes, en forma conjunta, se entregaron con ejemplar generosidad y valentía a la preparación y animación de las marchas y concentraciones a favor de las “dos vidas”, y dieron un valiente testimonio de que “vale toda vida”. En particular, a los legisladores correntinos, que tuvieron el coraje y la coherencia de sostener y defender la verdad con la convicción de que es posible salvar las dos vidas.
El momento que nos toca vivir debe afianzar en nosotros el compromiso de seguir educando a los niños, adolescentes y jóvenes en la alegría del amor y en la responsabilidad sexual, cuyo fin es educar al gozo del encuentro, a la apertura generosa de la vida, orientada siempre al cuidado del más débil e indefenso. El Dios de la Vida, que se nos muestra tierno en María de Itatí, nos acompañe y bendiga en ese camino.+
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