Recordó los dichos de José Hernández en el Martín Fierro, “cuando los hermanos se dividen los devoran los de afuera”, para afirmar que en la Argentina estamos frente a una “nueva grieta”, respecto a la discusión por la legalización del aborto.
“Se ha producido una grieta innecesaria, una grieta que no se resolverá fácilmente, porque es como discutir si la tierra es redonda cuando las ideologías nos quieren hacer creer que es todavía plana”, manifestó, porque “discutir si hay vida humana en el embrión es una cuestión que la ciencia ya ha definido hace rato”.
En este debate, los que priman son “los intereses de las ideologías disparan sobre lo obvio y nos quieren hacer creer que lo blanco es negro y lo negro es blanco”, señaló. Denunció al aborto como un “negocio”, y mencionó la libertad, como aquello que se anhela dentro de la ideología pero “no se dan cuenta de que caen en la más terrible de las esclavitudes, que es la esclavitud del error y de la mentira”.
Cuando plantean la despenalización del aborto como una cuestión de “avanzada”, olvidan el “invierno demográfico” que están atravesando los países del primer mundo. “En Islandia no hay niños Down, porque los abortan apenas hacen el diagnóstico prenatal. ¿Eso queremos para la Argentina? ¡Ojalá que nuestra bandera no se tiña con sangre inocente!”, sentenció el presbítero
“Nos duele que haya diputados y senadores que nos representan, que sean cómplices de la muerte de inocentes. Nos duele que haya jujeñas que no se acuerdan de que son madres y de que llevaron la vida en su seno, y peor aún que se llamen católicas”, lamentó.
El presbítero Maccagno retomó el significado de la palabra “senadores”, que viene del latín “senior” y constituyen un grupo formado por “gente mayor (senior)”, y rogó para que “estén a la altura de las circunstancias y que no levanten la mano por intereses”.
Luego, refiriéndose al oficialismo, comentó: “Es curioso que los partidos mayoritarios no hayan dicho a sus votantes que tenían la intención de legislar sobre el aborto. No decirlo antes de que se emita el voto es una estafa”.
Al finalizar, anheló “que impere la racionalidad serena y juiciosa y no la ligereza del que resuelve a instancias de impulsos populares”, y concluyó: “Dios y la patria se lo demandarán. Y ojalá que no se tengan que arrepentir el día del juicio definitivo de Dios”.+
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