Paraguay celebró la beatificación de Chiquitunga, la primera beata del país

Paraguay celebró la beatificación de Chiquitunga, la primera beata del país

Más de 40.000 paraguayos festejaron el sábado 23 de junio la beatificación de la religiosa carmelita María Felicia de Jesús Sacramentado Guggiari, conocida como “Chiquitunga”, en una misa, presidida por enviado del Santo Padre, cardenal Angelo Amato y celebrada en estadio Cerro Porteño, en Asunción, desde un retablo con su rostro hecho con rosarios por el artista plástico Koki Ruiz.

Esta fiesta del pueblo paraguayo, también contó con la presencia de las autoridades del Gobierno entrante y saliente. El presidente Horacio Cartes y la vicepresidenta Alicia Pucheta, acompañados por el canciller Eladio Loizaga, presenciaron la ceremonia desde el palco de honor y por su parte, el presidente electo, Mario Abdo Benítez, siguió la misa desde un palco a pie de campo, acompañado por su familia.

“Sea llamada beata, de ahora en adelante, y que, el 28 de abril, día de su nacimiento en el cielo, pueda ser celebrada cada año”, proclamó el cardenal Amato y el pueblo paraguayo celebró con gozo a su primera beata.

El acto litúrgico continuó con la muestra de la reliquia de Chiquitunga, su cerebro incorrupto, portado por el adolescente que recibió el milagro que ha permitido la beatificación de la monja paraguaya.

Ángel Ramón Domínguez, como se llama este chico de 15 años procedente del departamento de San Pedro, en el centro de la región oriental, nació en 2002 en un parto con complicaciones. El pequeño no presentaba signos vitales y permaneció así durante los 20 minutos en los que la obstetra que atendió el alumbramiento pidió la intercesión de "Chiquitunga" para que el niño recobrará los signos de vida.

Antes de pronunciar su homilía, el cardenal Amato saludó a todos los asistentes a la Misa de parte del Papa Francisco: “Él les recuerda siempre con cariño les hace llegar su bendición”, dijo.

Al iniciar su prédica, el cardenal recordó que en 1988 san Juan Pablo II recordó a San Roque González de Santa Cruz, que fundó las famosas reducciones de Paraguay, “conocidas y apreciadas en todo el mundo como modelos de evangelización y de formación social y cultural del pueblo guaraní”.

María Felicia de Jesús Sacramentado, continuó el prefecto, “es una gran figura de joven generosa y alegre en vivir integralmente su bautismo y su consagración religiosa a la luz de la gracia de Dios y el servicio al prójimo”.

“Era una persona que respondía 100% a la llamada de su bautismo. Su fe era sólida, vida y operante. Los testigos hablan de una fe inmensa, convencida, expansiva, que se manifestaba diariamente en su obediencia, en su exquisita caridad y en el pedir perdón por los errores propios y de los demás”.

La lectura del Nuevo Testamento, continuó el purpurado, “fue el arma de su apostolado. Cuando ingresó al convento regaló a todas sus hermanas una copia de los cuatro evangelios”. “Siempre rezaba por la santificación de los sacerdotes. En su última enfermedad ofreció sus sufrimientos por ellos”, añadió.

Chiquitunga se entregó completamente a Jesús. “Todo te ofrezco, Señor”, fue “su programa de vida, desde cuando era joven hasta su muerte”.

Chiquitunga, que era llamada así por su pequeña estatura, quería “ofrecer la vida por el Señor, también incluso derramando su sangre en el martirio”. En efecto, en un tiempo de graves turbulencias sociopolíticas, decía que estaba lista a morir por la fe. “De este amor a Dios brotaba una gran caridad fraterna, hecha de acogida, comprensión y perdón”.

El cardenal Amato resaltó que en la Acción Católica o en el convento carmelita, Chiquitunga “estaba siempre disponible para colaborar, ayudar, para la concordia”. Por su disposición para ayudar a los ancianos, pobres y enfermos, “algunos testigos la comparan con la Madre Teresa de Calcuta”.

El prefecto también resaltó que la religiosa carmelita fue “un verdadero ángel benefactor, que se acercaba a las almas cansadas y los cuerpos heridos para ofrecerles el don de un sincero compartir humano”.

La misma generosidad la mostró en el convento. “Su caridad hacia las hermanas necesitadas fue verdaderamente heroica, o como dice una hermana, ‘exagerada’”. De hecho, “perdonaba prontamente y siempre a quienes las maltrataban. Conquistaba a todas con su paciencia sonriente”. “Después de su muerte, las hermanas más críticas fueron las primeras en llorar y en testimoniar su caridad heroica”, subrayó.

“La nueva beata alienta a la juventud paraguaya a permanecer siempre fieles al amor de Jesús y a siempre servir a los más necesitados”, concluyó el cardenal.

Breve biografía
María Felicia Guggiari Echeverría -quien como religiosa adoptó el nombre de María Felicia de Jesús Sacramentado - nació en Villarrica el 12 de enero de 1925. Desde los 14 años se dedicó intensamente a la oración y al apostolado en Acción Católica de Paraguay. Periodo en el que la religiosa impartió la catequesis a niños, jóvenes trabajadores, universitarios con problemas, pobres, enfermos y ancianos.

Fue a los 30 años, tras vencer la oposición paterna, cuando ingresó en el Carmelo de la Asunción (Paraguay) tomando el hábito de Carmelita Descalza el 14 de agosto de 1955, y fue en este momento cuando pasó a llamarse María Felicia de Jesús Sacramentado. A los 34 años contrajo hepatitis y el 28 de marzo de 1959, un domingo de Pascua, falleció.

El 27 de marzo de 2010, el papa Benedicto XVI la declaró venerable, iniciándose así su proceso de beatificación. +

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