Mons. Torres: “Mirando a Francisco nos sentimos cautivados por la alegría”

Mons. Torres: “Mirando a Francisco nos sentimos cautivados por la alegría”

Córdoba (AICA): El obispo auxiliar de Córdoba, monseñor Pedro Torres, publicó en el diario La Voz del Interior un “repaso” de los cuatro años de servicio del papa Francisco a la Iglesia con el título “Cautivados por la alegría”.
Con motivo del cuarto aniversario del pontificado del papa Francisco, el obispo auxiliar de Córdoba, monseñor Pedro Torres, publicó en el diario La Voz del Interior un “repaso” de los cuatro años de servicio del Pontífice a la Iglesia, con el título “Cautivados por la alegría”.

“Mirando a Francisco, mirándolo particularmente desde la fe, nos sentimos cautivados por la alegría”, aseguró el obispo, quien afirmó que, durante su pontificado, Francisco invitó a la alegría y a la esperanza “con gestos y palabras cargados de sencillez y provocando un renovado estilo de comunicación eclesial”.

Asimismo, señaló que “resurge hoy como llamado a volver a lo esencial, en un compromiso de obras desde el corazón a las periferias existenciales”, y explicó que Francisco se caracteriza por haber iniciado “procesos eclesiales y sociales marcados por la certeza de que el tiempo es superior al espacio, que la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea”.

Monseñor Torres subrayó que durante estos años, el Sumo Pontífice se interesó particularmente por los más pobres, la familia, los jóvenes, el cuidado de la Casa Común y por “promover una cultura del encuentro en el siglo que transitamos”, sin olvidar también sus “llamados a la paz y sus conmovedores gestos ecuménicos”.

“Él nos testimonia que no ha perdido la paz y que se sabe un hombre frágil”, expresó el obispo y concluyó: “Más allá del repaso de lo realizado en estos años, cabe recordar que más importante que Bergoglio es Francisco. Y, más importante que lo que hace Francisco, es lo que está haciendo Dios en este tiempo del mundo y de la Iglesia”.

Texto completo de la nota
Al repasar estos primeros cuatro años de servicio a la Iglesia universal del papa Francisco, como obispo de Roma (la Iglesia que nos preside en la caridad) y, como tal, sucesor de San Pedro, lo primero que viene a mi corazón es este título: mirando a Francisco, mirándolo particularmente desde la fe, nos sentimos cautivados por la alegría.

Desde el primer momento hasta hoy, con gestos y palabras cargados de sencillez y provocando un renovado estilo de comunicación eclesial, ha invitado a la alegría y a la esperanza, en particular en el año dedicado a la vida consagrada y en la experiencia profunda de la misericordia como clave que, atravesando el acontecimiento del Concilio Vaticano II, resurge hoy como llamado a volver a lo esencial, en un compromiso de obras desde el corazón a las periferias existenciales.

Tiempo y espacio
Con estilo sinodal (de escucha y discernimiento en un caminar juntos), este Papa se ha caracterizado por iniciar procesos eclesiales y sociales marcados por la certeza de que el tiempo es superior al espacio, que la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea.

Como fiel hijo de San Ignacio, nos urge de forma permanente al encuentro con Cristo y a la docilidad al Espíritu, con un discernimiento realista que no se asusta frente a las controversias y conflictos, incluso internos de la vida eclesial, y se encamina al aprendizaje del amor.

Los más pobres, la familia, los jóvenes y el cuidado de la casa común han ocupado un lugar especial en sus desvelos y están marcándole a la Iglesia un rumbo para promover una cultura del encuentro en el siglo que transitamos.

Por cierto, innumerables fueron sus llamados a la paz y conmovedores sus gestos ecuménicos, sembrando la esperanza de aprecio y colaboración entre todos los hombres.

Él nos testimonia que no ha perdido la paz y que se sabe un hombre frágil.

Nos decía al comienzo de su pontificado: “Recen para que no me la crea”. Y nos sigue diciendo por estos
días que no le interesa el culto a su persona. No deja de implorar en toda circunstancia que recen por él. Más allá del repaso de lo realizado en estos años, cabe recordar que más importante que Bergoglio es Francisco.

Y más importante que lo que hace Francisco es lo que está haciendo Dios en este tiempo del mundo y de la Iglesia.+

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