La respuesta a las personas con discapacidad es “el amor y la integración”, recordó el Papa
Los dos aniversarios se celebran en el marco de las Jornadas de Compartir de 2018, en curso en Frascati (Roma) en el Centro Juan XXIII del 16 al 18 de noviembre.
“Es un placer verlos aquí tan numerosos, 90 años después del nacimiento de su asociación. María Motta, una mujer ciega pero valiente, nacida en Argentina en la bella ciudad de Rosario, cuando regresó a Italia con sus padres, se dedicó a la enseñanza, con pasión humana y cristiana, pero no le bastó: en 1928 dio vida a una Comunidad espiritual entre invidentes, -ya activa en Francia-, sobre el modelo del apostolado de la oración. De esa pequeña semilla se desarrolló una asociación que se extendió por todo el territorio italiano y fue aprobada por el Papa san Juan XXIII”, comenzó explicando el papa Francisco.
El Santo Padre subrayó que la persona con discapacidad “en la medida en que se es acogido y amado, incluido en la comunidad y acompañado para mirar hacia el futuro con confianza, se desarrolla el verdadero camino de la vida y se experimenta una felicidad duradera”, agregó.
Al asistir a los más pobres, continuó el pontífice, “en lugar de replegarse sobre ustedes mismos y sobre su discapacidad, han respondido con valentía a la invitación de Jesús: ‘Tuve hambre y me diste de comer, estaba desnudo y me vestiste, estaba enfermo y viniste a visitarme’”.
“El camino de estos noventa años ha permitido al MAC comprender mejor el carisma específico que se le confía en la Iglesia, un carisma que se compone esencialmente de dos elementos. El primero es el compartir entre ciegos y personas con vista, como fruto de la solidaridad en la reciprocidad, con la perspectiva de un proceso fecundo de inclusión eclesial y social”.
Francisco explicó que “el segundo es la opción por los pobres, una opción que, de varias formas, es propia de toda la Iglesia. Así ustedes cooperan en el crecimiento de una Iglesia pobre para los pobres, experimentando que los pobres tienen mucho que enseñarnos, y que ponerlos en el centro es una forma privilegiada de evangelización”.
“Este trabajo misionero de proximidad concreta con los hermanos más pobres ha estimulado y hecho crecer su atención también para los últimos y más lejanos en el territorio nacional, a favor de los ancianos ciegos, de los estudiantes ciegos, de las personas con múltiples discapacidades, de los padres e hijos que viven el problema de la ceguera”.
Tras resaltar que todo esto ayuda a difundir la “cultura de la hospitalidad”, el Papa alentó al MAC a proseguir “su camino con confianza constante, conscientes del hecho de que el futuro de la humanidad reside en el compartir y en la amistad, sobre todo con los más pobres y abandonados. Gracias por su testimonio. Y por favor, recuerden rezar por mí”.
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