Laicos argentinos agradecen al Papa la beatificación de los mártires riojanos
“Los cuatro beatos (el obispo Angelelli, el sacerdote Longueville, el religioso Murias y el laico Pedernera), juntos fueron testigos del Reino de Dios en una de las épocas más oscuras de la historia argentina y juntos murieron, dejándonos una imagen de la Iglesia sinodal, en la que todos los bautizados estamos llamados a caminar ‘con un oído en el Pueblo y otro en el Evangelio’, como lo decía el obispo Angelelli, para servir a los pobres y a los excluidos”, aseguran.
“El testimonio de Wesceslao, con su vida cotidiana y en aquella noche de 1976 en la que fue asesinado por odio al amor, nos llama a los laicos de la Argentina a abrir con él las puertas de nuestra casa, de la Iglesia, de nuestras instituciones, de nuestras familias, para salir al encuentro de quien nos llama y nos necesita”, se comprometen.
“Aunque convertirnos en una ‘Iglesia en salida’, nos exponga al odio, a la persecución y al sacrificio. Tal como lo ha pedido reiteradamente, preferimos ser ‘una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma por el encierro”, agregan.
Texto del comunicado
Los abajo firmantes, dirigentes laicos en la Iglesia argentina, asumiendo el deseo y el sentir de los fieles laicos que caminan sinodalmente en el Pueblo de Dios que peregrina en nuestra Patria, queremos abrazarlo a la distancia, pero cerca con el corazón y agradecerle la próxima beatificación del siervo de Dios monseñor Enrique Angelelli y de sus compañeros mártires, entre quienes sobresale como ejemplo luminoso para la Iglesia argentina y latinoamericana la figura de Wesceslao Pedernera, que será nuestro primer laico mártir.
Los cuatro beatos (obispo, sacerdote, religioso, laico), juntos fueron testigos del Reino de Dios en una de las épocas más oscuras de la historia argentina y juntos murieron, dejándonos una imagen de la Iglesia sinodal, en la que todos los bautizados estamos llamados a caminar “con un oído en el Pueblo y otro en el Evangelio”, como lo decía el obispo Angelelli, para servir a los pobres y a los excluidos.
El testimonio de Wesceslao, con su vida cotidiana y en aquella noche de 1976 en la que fue asesinado por odio al amor, nos llama a los laicos de la Argentina a abrir con él las puertas de nuestra casa, de la Iglesia, de nuestras instituciones, de nuestras familias, para salir al encuentro de quien nos llama y nos necesita. Aunque convertirnos en una “Iglesia en salida”, nos exponga al odio, a la persecución y al sacrificio. Tal como lo ha pedido reiteradamente, preferimos ser “una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma por el encierro”.
Queremos también con este agradecimiento, en momentos difíciles como los que enfrenta la Iglesia, hacerle llegar la solidaridad, la cercanía, el afecto y las oraciones de todos los laicos y laicas que peregrinan en el Pueblo de Dios de su país.
Rezamos por usted y lo encomendamos cotidianamente a Nuestra Madre de Luján.
Firman la carta Emilio Inzaurraga, presidente de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina; Santiago Tognelli y Noelia Barrera, coordinadores de la Comisión Nacional de Pastoral de Juventud; Daniel Martini y Patricia Fernández, director y vicedirectora del Departamento de Laicos (Deplai); Rafael Corso, Claudia Carbajal y Agustín Merlo, presidente y vicepresidentes de la Acción Católica Argentina; Marcela Mazzini, responsable del Área Mujeres del Deplai; y Pino Scafuro, de la Renovación Carismática Católica y responsable de la Mesa de Movimientos, Instituciones y Nuevas Comunidades del Deplai.+
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