Catequesis del Papa: La maternidad de la Iglesia



Ciudad del Vaticano (AICA): Cincuenta mil personas participaron esta mañana en la audiencia general de los miércoles en la que el Santo Padre retomó la catequesis sobre la Iglesia en este ¨Año de la Fe¨ abordando el tema de la maternidad de la Iglesia. “Entre las imágenes que el Concilio Vaticano II ha elegido para hacernos comprender mejor la naturaleza de la Iglesia –explicó el Pontífice- está la de la ¨madre¨: La Iglesia es nuestra madre en la fe y en la vida sobrenatural. Para mí, dijo, es la imagen más bella de la Iglesia: la Iglesia es madre”.

Cincuenta mil personas participaron esta mañana en la audiencia general de los miércoles en la que el Santo Padre retomó la catequesis sobre la Iglesia en este "Año de la Fe" abordando el tema de la maternidad de la Iglesia.

“Entre las imágenes que el Concilio Vaticano II ha elegido para hacernos comprender mejor la naturaleza de la Iglesia –explicó el Pontífice- está la de la "madre": La Iglesia es nuestra madre en la fe y en la vida sobrenatural”.


“Para mí, dijo, es la imagen más bella de la Iglesia: la Iglesia es madre”. ¿De qué forma y de qué manera la Iglesia es madre? Vamos a partir de la realidad humana de la maternidad”.


“En primer lugar una madre genera a la vida, lleva en su seno durante nueve meses a su hijo y luego lo abre a la vida, generándolo. Así es la Iglesia, nos engendra en la fe, a través de la obra del Espíritu Santo que la hace fecunda, como la Virgen María.


Ciertamente, la fe es un acto personal, pero la fe la recibimos de los demás, en una familia, en una comunidad que me enseña a decir "yo creo", "creemos". ¡Un cristiano no es una isla! No nos hacemos cristianos en un laboratorio, no nos convertimos en cristianos solos, y gracias a nuestras propias fuerzas, sino que la fe es un regalo, un don de Dios que se nos da en la Iglesia y por la Iglesia.


Y la Iglesia nos da la vida de la fe en el bautismo: es el momento en el que nos hace nacer como hijos de Dios, cuando Dios nos da la vida, nos genera como una madre. Esto nos hace entender algo muy importante: nuestro formar parte de la Iglesia no es un hecho exterior y formal, no es llenar un formulario; es un acto interior y vital; no se pertenece a la Iglesia como a una sociedad, a un partido o a cualquier otra organización. El vínculo es vital, como el que se tiene con la propia madre porque la Iglesia es realmente la madre de los cristianos.”


“Una madre no se limita a dar la vida, sino que con gran atención ayuda a sus hijos a crecer, los amamanta, los alimenta, les enseña el camino de la vida, los acompaña. Y también sabe corregir, perdonar, entender, sabe estar cerca en la enfermedad y en el dolor. En pocas palabras, una buena madre ayuda a sus hijos a salir de sí mismos, a no quedarse cómodamente bajo sus alas.


La Iglesia, como una buena madre, hace lo mismo: acompaña nuestro crecimiento transmitiendo la Palabra de Dios, que es una luz que nos muestra el camino de la vida cristiana; administrando los sacramentos. Nos alimenta con la Eucaristía, nos trae el perdón de Dios a través del sacramento de la Penitencia, nos sostiene en tiempos de enfermedad con la Unción de los Enfermos. La Iglesia nos acompaña a lo largo de nuestra vida de fe, a través de nuestra vida cristiana”.


Francisco concluyó señalando que en los primeros siglos de la Iglesia había una realidad muy clara: “La Iglesia, mientras es la madre de los cristianos, mientras “hace” cristianos está "hecha" por ellos. La Iglesia no es algo diferente de nosotros mismos, sino que debe ser vista como la totalidad de los creyentes, como el "nosotros" de los cristianos: yo, tú, nosotros somos parte de la Iglesia.


Entonces, la maternidad de la Iglesia la vivimos todos, los pastores y los fieles. A veces oigo decir. “Yo creo en Dios pero no en la Iglesia...porque he oído que la Iglesia dice... que los curas dicen”. Pero una cosa son los curas y otra es que la Iglesia no está formada solo por los curas, la Iglesia somos todos. Y si vos decís que crees en Dios pero no en la Iglesia, estás diciendo que no crees en ti mismo. Y eso es una contradicción.


La Iglesia somos todos: desde el niño recién bautizado hasta los obispos y el Papa: todos somos iglesia y todos somos iguales a los ojos de Dios. Todos estamos llamados a colaborar en el nacimiento a la fe de nuevos cristianos, todos estamos llamados a ser educadores en la fe, a anunciar el Evangelio. Todos participamos de la maternidad de la Iglesia, todos somos Iglesia, para que la luz de Cristo llegue a los extremos confines de la tierra. ¡Viva la Santa Madre Iglesia!”.+



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