Caracas (Venezuela) (AICA): La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), emitió este lunes una Exhortación Pastoral en la que advierte que “el socialismo marxista es un camino equivocado, y por eso no se debe establecer en Venezuela” y hacen un llamado a las autoridades y ciudadanos del país a una renovación ética y espiritual para salir de la actual crisis económica y social. Los prelados comienzan haciendo un recuento de los principales hechos que se dieron en la primera parte del 2014, la cual estuvo marcada por una fuerte agitación política que produjo 43 muertos y muchos heridos.
Los prelados comienzan haciendo un recuento de los principales hechos que se dieron en la primera parte del 2014, la cual estuvo marcada por una fuerte agitación política que produjo 43 muertos y muchos heridos.
“Esa grave crisis planteó la necesidad de un diálogo entre dirigentes del gobierno, de la oposición y de otros sectores. Gracias, entre otras cosas, a los llamados del papa Francisco y a la participación del nuncio apostólico, monseñor Aldo Giordano, se dio inicio a un diálogo que lamentablemente no pasó de los primeros encuentros”, señalaron.
Del mismo modo, en los últimos meses, la situación se ha agravado con la crisis económica que se atraviesa: deuda externa gigantesca, inflación desbordada, devaluación de la moneda, contrabando de extracción y desabastecimiento de productos básicos.
Todo esto alineado con la corrupción, el saqueo de las divisas, la baja del petróleo y la ineficiencia en las medidas y planes del gobierno. Ante esto sostienen que el mayor problema y la causa de esta crisis general es “el sistema político-económico de corte socialista, marxista o comunista” que impone el gobierno y otros órganos de poder público.
“Ese sistema es totalitario y centralista, establece el control del Estado sobre todos los aspectos de la vida de los ciudadanos y de las instituciones públicas y privadas. Además, atenta contra la libertad y los derechos de las personas y asociaciones y ha conducido a la opresión y a la ruina a todos los países donde se ha aplicado”.
En este sentido proponen nuevamente el “diálogo sincero y eficaz que prevea cambios y acuerdos en bien de todos”, en el cual la Asamblea Nacional tendría que ser la primera instancia.
“El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos luego de 53 años de enfrentamientos, propiciado por la mediación del papa Francisco, revela que posiciones intransigentes y radicales, son estériles, y finalmente deben dar paso al encuentro y al diálogo”, dan como ejemplo los prelados.
Seguidamente exhortan al Gobierno Nacional y a todas las autoridades a asumir su responsabilidad en solucionar los problemas del país, “teniendo en cuenta que Dios y la Patria juzgarán y castigarán a quienes cometan cualquier injusticia y quebranten el juramento de actuar bien”.
“El estamento militar debe actuar con la imparcialidad postulada por la Constitución. Las fuerzas políticas y el pueblo venezolano en general deben rechazar todo tipo de violencia. Si actuamos todos con el arma de la no violencia, podremos reconstruir la convivencia social, el orden constitucional y la paz interna de la República”.
Por otro lado, afirman que “el sistema económico que está imponiendo el Gobierno Nacional es, a todas luces, ineficaz. Es necesario que, dejando a un lado concepciones ideológicas rígidas y fracasadas así como el afán de controlarlo todo, el Gobierno impulse reformas que eliminen trabas a la producción, detengan la inflación, y solucionen el desabastecimiento y la carestía de los artículos de primera necesidad”.
En la raíz de toda esta profunda renovación social que claman los obispos venezolanos está la unión familiar “pues la familia es el núcleo fundamental de la sociedad”. Sin embargo, nada de esto será posible sin la renovación ética y espiritual.
“Tenemos que superar actitudes como el afán de riqueza fácil y la corrupción, la soberbia política, la prepotencia y el ansia del poder, el egoísmo, la pereza, el odio y la violencia. Y hemos de rescatar los principios de legalidad, legitimidad y moralidad que sustentan el entramado de la convivencia social”.
Al terminar, los Prelados motivan no dejarse desanimar con este panorama y a poner la confianza en Cristo que venció la adversidad y el mal.+
Publicar un comentario