Francisco: Que la Virgen sane las heridas de tamiles y cingaleses


Luego de la misa de canonización del primer santo de Sri Lanka, san José Vaz, celebrada en el Galle Face Green de Colombo, el papa Francisco se trasladó hacia el Santuario de Nuestra Señora de Madhu.

La Virgen María, venerada en este Santuario, dijo Francisco, nunca olvida a sus hijos y ayuda a curar las heridas, a llevar la paz, especialmente en esta tierra que fue golpeada por una guerra civil que duró 30 años y cobró la vida de miles de personas. “Tamiles y cingaleses por igual, como miembros de una sola familia, encomiendan a María sus alegrías y tristezas, sus esperanzas y necesidades. Aquí, en su casa, se sienten seguros”, expresó el Pontífice.


El Pontífice destacó luego la presencia de algunas familias “que han sufrido mucho en el largo conflicto que rasgó el corazón de Sri Lanka. Muchas personas, tanto del norte como del sur, fueron asesinadas en la terrible violencia y derramamiento de sangre de aquellos años. Los habitantes de Sri Lanka no pueden olvidar los trágicos acontecimientos ocurridos en este mismo lugar, o el triste día en que la venerada imagen de María, que data de la llegada de los primeros cristianos a Sri Lanka, fue arrancada de su santuario”.


“Pero la Virgen permanece siempre con ustedes. Ella es la madre de todo hogar, de toda familia herida, de todos los que están tratando de volver a una existencia pacífica. Hoy le damos las gracias por haber protegido a la población de Sri Lanka de tantos peligros pasados y presentes. María nunca olvida a sus hijos en esta isla resplandeciente. Al igual que nunca se apartó del lado de su Hijo en la cruz, así nunca se aparta de sus hijos que sufren en Sri Lanka”.


El Papa agradeció a la Virgen por su presencia y resaltó que ella lleva a todos a “Jesús, el único que tiene el poder para curar las heridas abiertas y devolver la paz a los corazones desgarrados. Pero también queremos pedirle que implore para nosotros la gracia de la misericordia de Dios. Pedimos también la gracia de reparar por nuestros pecados y por todo el mal que esta tierra ha conocido”.


“En esta difícil tarea de perdonar y tener paz, María siempre está presente para animarnos, para guiarnos, para mostrarnos el camino. De la misma manera que perdonó a los verdugos de su Hijo al pie de la cruz, y luego recibió su cuerpo exánime entre sus manos, así ahora quiere guiar al pueblo de Sri Lanka a una mayor reconciliación, para que el bálsamo del perdón y la misericordia de Dios proporcione una verdadera curación para todos”.


El Santo Padre concluyó pidiéndole a Santa María que ayude a lograr la paz en Sri Lanka, la reconciliación. “Que, por intercesión de Nuestra Señora de Madhu, todos los hombres encuentren aquí el ánimo y la fuerza para construir un futuro de reconciliación, justicia y paz para todos los hijos de esta querida tierra. Amén”, concluyó.


Santuario de Nuestra Señora de Madhu

Considerado el lugar católico más sagrado del país. En su interior se conserva una imagen de la Virgen con el Niño, que junto a los fieles también vivió persecución y fue signo de reconciliación.


La Iglesia de Nuestra Señora de Madhu está ubicada en el distrito de Mannar de Sri Lanka, cerca de la costa norte occidental. En la década del 1600, cuando los holandeses arribaron en Sri Lanka y anularon a los portugueses, se comenzó a perseguir a los católicos con la finalidad de que se difunda el protestantismo.


Los católicos se mudaban a otras zonas del país buscando escapar de la persecución. Un grupo de ellos que huían de Mantai, pueblo cerca de Mannar y Jaffna en el norte del país, se trasladó a un lugar seguro en Madhu, llevándose consigo la imagen de su iglesia.


En Madhu construyeron un nuevo santuario para colocar la estatua. Como consecuencia de la renovación que vivieron los católicos con ayuda de los misioneros, como el padre José Vaz y otros presbíteros del Oratorio en medio de la persecución holandesa, el Santuario comenzó poco a poco a atraer peregrinos y la estatua comenzó a tener fama de milagrosa.


El obispo Bonjean inició la construcción de la iglesia de Madhu a mediados del 1800. Mientras que en el 1870, el nuevo Obispo inauguró una fiesta anual que se conmemoraba cada mes de julio y que luego se trasladó a agosto. La fiesta celebra la Asunción de la Virgen María y atrae multitudes de devotos. La imagen fue coronada oficialmente por un legado pontificio del Papa Pío XI en 1924.


En la guerra civil de Sri Lanka, la Iglesia quedó dañada ya que estaba situada en el centro de la zona del conflicto. La peregrinación a la ermita se vio interrumpida durante el periodo de 1999-2008. En 2008 la estatua de Nuestra Señora de Madhu fue sacada de la Iglesia por protección y no fue devuelta hasta que se pudo garantizar la seguridad.


Durante la guerra, la iglesia de Madhu y sus alrededores han servido como lugar de refugio. La imagen sagrada, además, recorrió varias parroquias de Sri Lanka en varias ocasiones durante el conflicto para que los católicos saquen fuerzas para continuar orando por la paz.


En el 2009, el mismo año después que terminó la guerra civil de 30 años, los peregrinos pudieron volver a la fiesta de agosto en la iglesia. El Arzobispo de Colombo, cardenal Malcolm Ranjith acogió a cerca de 500.000 peregrinos que llegaron al santuario.


En la actualidad, el Santuario mariano es cada vez más accesible la mejora de carreteras y facilidades proporcionadas a los peregrinos.


Discurso del Papa en el Santuario de Nuestra Señora de Madhu

Queridos hermanos y hermanas

Estamos en la casa de nuestra Madre. Aquí ella nos da la bienvenida. En este santuario de Nuestra Señora de Madhu, todo peregrino se puede sentir en su casa, porque aquí María nos lleva a la presencia de su Hijo Jesús. Aquí vienen los habitantes de Sri Lanka, tamiles y cingaleses por igual, como miembros de una sola familia. Encomiendan a María sus alegrías y tristezas, sus esperanzas y necesidades. Aquí, en su casa, se sienten seguros. Saben que Dios está muy cerca; sienten su amor; conocen su ternura y misericordia.


Se encuentran hoy aquí familias que han sufrido mucho en el largo conflicto que rasgó el corazón de Sri Lanka. Muchas personas, tanto del norte como del sur, fueron asesinadas en la terrible violencia y derramamiento de sangre de aquellos años. Los habitantes de Sri Lanka no pueden olvidar los trágicos acontecimientos ocurridos en este mismo lugar, o el triste día en que la venerada imagen de María, que data de la llegada de los primeros cristianos a Sri Lanka, fue arrancada de su santuario.


Pero la Virgen permanece siempre con vosotros. Ella es la madre de todo hogar, de toda familia herida, de todos los que están tratando de volver a una existencia pacífica. Hoy le damos las gracias por haber protegido a la población de Sri Lanka de tantos peligros pasados y presentes. María nunca olvida a sus hijos en esta isla resplandeciente. Al igual que nunca se apartó del lado de su Hijo en la cruz, así nunca se aparta de sus hijos que sufren en Sri Lanka.


Hoy queremos dar las gracias a la Virgen por su presencia. Ante tanto odio, violencia y destrucción, queremos darle las gracias porque sigue llevándonos a Jesús, el único que tiene el poder para curar las heridas abiertas y devolver la paz a los corazones desgarrados. Pero también queremos pedirle que implore para nosotros la gracia de la misericordia de Dios. Pedimos también la gracia de reparar por nuestros pecados y por todo el mal que esta tierra ha conocido.


No es fácil hacer esto. Sin embargo, cuando llegamos a entender, a la luz de la Cruz, el mal que somos capaces de hacer, y del que incluso formamos parte, podremos experimentar el auténtico remordimiento y el verdadero arrepentimiento. Sólo entonces podremos recibir la gracia de acercarnos unos a otros, con una verdadera contrición, dando y recibiendo el perdón verdadero. En esta difícil tarea de perdonar y tener paz, María siempre está presente para animarnos, para guiarnos, para mostrarnos el camino. De la misma manera que perdonó a los verdugos de su Hijo al pie de la cruz, y luego recibió su cuerpo exánime entre sus manos, así ahora quiere guiar al pueblo de Sri Lanka a una mayor reconciliación, para que el bálsamo del perdón y la misericordia de Dios proporcione una verdadera curación para todos.


Por último, queremos pedir a María Madre que acompañe con su intercesión los esfuerzos de ambas comunidades de Sri Lanka, tamiles y cingaleses, por reconstruir la unidad que se había perdido. Al igual que su imagen volvió a su santuario de Madhu después de la guerra, pedimos al Señor que todos sus hijos e hijas de Sri Lanka puedan volver a la casa de Dios con un renovado espíritu de reconciliación y comunión.


Queridos hermanos y hermanas, me siento feliz de estar con vosotros en la casa de María. Oremos unos por otros. Sobre todo, pidamos que este santuario sea siempre una casa de oración y un remanso de paz. Que, por intercesión de Nuestra Señora de Madhu, todos los hombres encuentren aquí el ánimo y la fuerza para construir un futuro de reconciliación, justicia y paz para todos los hijos de esta querida tierra. Amén.+



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