Al visitar la cárcel de Palmasola, el Papa advirtió que la reclusión no debe ser exclusión
"No podía dejar Bolivia sin venir a verlos", dijo en el patio del pabellón abierto del penal repleto de hombres y mujeres con niños, que purgan condenas en ese penal-ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Francisco fue recibido por niños con globos de color amarillo y reclusos que levantaban letras que formaban la leyenda: “Bienvenido papa Francisco a Palmasola”.
Los internos le pidieron al Papa que interceda por ellos ante las autoridades, al describir la situación de hacinamiento que sufren en ese presidio donde están recluidas más de 4.000 personas, pese a que fue construido para 800, y advertir que el 80% de los presos no tienen sentencia firme.
“También somos seres humanos”, exclamó uno de ellos ante la atenta mirada del pontífice.
Francisco dijo conocer bien esa realidad y habló puntualmente sobre "el hacinamiento, la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación y la violencia".
El Papa animó a los presos a no caer en la desesperanza, a una convivencia pacífica y a no dar todo por perdido. También les pidió que recen, que hablen con los sacerdotes que los visitan y que cuando se sientan "tristes, mal, bajoneados" miren "el rostro de Jesús crucificado, porque en su mirada, todos podemos encontrar espacio. Todos podemos poner junto a él nuestras heridas, nuestros dolores, así como también nuestros pecados".
El Papa se reunió luego con los obispos bolivianos y se trasladó al aeropuerto internacional de Viru Viru, desde donde partirá al Paraguay, tercera y última escala de su gira sudamericana que también incluyó a Ecuador.+
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