El prelado destacó que “nuestro pueblo realmente tiene una gran religiosidad, pero ésta no siempre es suficientemente cristiana”, por lo que consideró necesario “buscar caminos para evangelizarla”.
“Todos debemos sentir la necesidad de asumir este camino de discipulado o de formación permanente. Debemos agradecer que nuestra gente tenga una fuerte religiosidad y deseos de búsqueda de Dios”, sostuvo.
“Pero es cierto que la religiosidad si no asume un camino de maduración en la fe puede quedar anclada en meras devociones, promesas de un mundo feliz, ‘ligth’, que solo son burbujas engañosas, o bien rituales vaciados de compromisos con la vida y con el riesgo de generar desequilibrios afectivos y psicológicos”, advirtió.
Monseñor Martínez afirmó que “la maduración en la fe nos enseña a actuar con responsabilidad con ese don de Dios y buscar caminos para formarnos, a orar, a asumir valores como la justicia, la libertad, la paz, la solidaridad. Sobre todo, a vivir el misterio Pascual y la fe eclesial, de tal manera que tengamos una espiritualidad que nos permita ser cristianos en la vida cotidiana”.
“Es importante recordar que la fe que no se encarna en la vida, termina siendo una religiosidad vacía y superficial. Lamentablemente estas formas de religiosidad terminan siendo la antesala del secularismo, o provocando la indiferencia de la fe”, concluyó.+
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