A las siete mil personas presentes en el Aula Pablo VI, Francisco la invitó a “armar el pesebre”, definido como "una forma simple pero efectiva de prepararse" para la Navidad.
Francisco destacó que el pesebre es un “Evangelio doméstico” que nos recuerda que “Jesús vino a nuestra vida concreta”. Al recordar que en una semana será Navidad, señaló que “en estos días, mientras corremos para hacer los preparativos para la fiesta, podemos preguntarnos: ¿Cómo me estoy preparando para el nacimiento del Festejado?” y añadió que “una forma simple pero efectiva de prepararse es hacer el pesebre”.
En esta línea, el Papa recordó que recientemente visitó la ciudad italiana de Greccio, donde San Francisco hizo el primer pesebre con la gente del lugar y allí firmó la carta apostólica Admirabile signum “para recordar el significado de esta tradición” en la que escribió que el pesebre “es como un Evangelio vivo” porque “lleva el Evangelio a los lugares donde se vive: en las casas, en las escuelas, en los lugares de trabajo y de reunión, en hospitales y hogares de ancianos, en prisiones y en las plazas. Y allí donde vivimos nos recuerda una cosa esencial: que Dios no permaneció invisible en el cielo, sino que vino a la Tierra, se hizo hombre, un niño”.
De este modo, el Santo Padre afirmó que “hacer el pesebre es celebrar la cercanía de Dios” que permite redescubrir que “Dios es real, concreto, vivo y palpitante. Él no es un señor lejano, ni un juez separado, sino que es un Amor humilde, que descendió hacia nosotros. El niño en el pesebre nos transmite su ternura”.
En este sentido, el Papa recordó algunas estatuillas que representan al Niño Jesús con los brazos abiertos, para decirnos que “Dios vino a abrazar nuestra humanidad” por lo que invitó a “estar frente al pesebre y allí confiar la vida al Señor, hablar con Él sobre las personas y las situaciones que nos importan, hacer con Él la evaluación del año que termina, compartir las expectativas y las preocupaciones”.
Además, el pontífice afirmó que “el pesebre es un Evangelio doméstico” ya que “junto a Jesús vemos a la Virgen y a San José” por lo que animó a “invitar a la Sagrada Familia a nuestro hogar, donde hay alegrías y preocupaciones, donde todos los días nos levantamos, comemos y estamos cerca de nuestros seres queridos”.
“El pesebre que hacemos en casa, donde compartimos alimentos y afectos, nos recuerda que Jesús es el alimento esencial, el pan de vida. Es Él quien alimenta nuestro amor, es Él quien da a nuestras familias la fuerza para continuar y perdonarnos”, dijo el Papa.
Asimismo, Francisco explicó que el pesebre nos ofrece otra enseñanza de vida ante “los ritmos, a veces, frenéticos de hoy es una invitación a la contemplación” porque “nos recuerda la importancia de detenerse”.
“Solo cuando sabemos recogernos podemos recibir lo que importa en la vida. Solo si dejamos el ruido del mundo fuera de nosotros mismos, nos abrimos a escuchar a Dios, quien habla en el silencio”.
También, el Papa relató que el pesebre es “una imagen artesanal de la paz” a diferencia de la fabricación en el mundo de “armas y tantas imágenes violentas, que entran en los ojos y en el corazón”.
Finalmente, el Santo Padre afirmó que del pesebre “podemos recibir una enseñanza sobre el sentido de la vida” porque el pesebre “nos recuerda que Jesús viene a nuestra vida concreta. En la vida cotidiana ya no estamos solos, Él vive con nosotros. No cambian las cosas por arte de magia, pero, si lo recibimos, todo puede cambiar".
"Les deseo que hacer el pesebre sea la ocasión para invitar a Jesús en la vida. Cuando nosotros hacemos un pesebre en casa es como abrir la puerta y decirle: ‘entra Jesús’. Es hacer concreta esta cercanía, esta invitación a Jesús para que venga a nuestra vida. Porque si Él vive en nuestra vida, la vida renace, y si la vida renace, es de verdad Navidad. ¡Feliz Navidad a todos!”, concluyó.
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