Mons. Aguer: La verdadera preparación para la Pascua es la conversión
“Está bien avanzada la Cuaresma -comenzó diciendo-. Digo esto como un comentario, pero también como una advertencia, pues me parece que la Cuaresma, todos los años pasa demasiado rápido y no nos damos cuenta, en profundidad, de lo que significa”.
Y explicó: “En el tiempo de Cuaresma, sobre todo en la primera semana, los textos bíblicos que se leen y las oraciones del misal son casi abrumadores en cuanto al llamado a la conversión, porque esa es la finalidad de la Cuaresma. Después, en las últimas semanas, la Iglesia nos invita a mirar más hacia la Pascua y se presenta repetidamente a la Cuaresma como una preparación para la Pascua. Pero resulta que la verdadera preparación para la Pascua es la conversión porque la Pascua significa “paso”. Se recuerda el paso del mar de los hebreos a la salida de Egipto, llevados por Moisés bajo la conducción de Dios, saliendo de la esclavitud, hacia la tierra prometida. Esa Pascua era figura de otra, la de Cristo, la nuestra”.
“Para nosotros -continuó- la Pascua es el paso de Cristo, el paso del Señor de la muerte a la vida; a través de la muerte a la vida gloriosa de la resurrección. Así nos ha redimido el Señor y por eso todos los años, en la Cuaresma, la Iglesia nos exhorta a convertirnos, a fin de que recibamos los frutos de la redención”.
Además señaló que “la conversión es en realidad “un darse cuenta”, es de un cambio en la manera de mirar las cosas, en la manera de ver el mundo, de enfocar la vida. Es un cambio en nuestra manera de pensar, de sentir, de querer. Ahí está la cosa. Este hecho tiene que ver con una visión del hombre y del mundo, y es eso lo que cuesta cambiar”.
“Este hecho tiene que ver con una visión del hombre y del mundo, y es eso lo que cuesta cambiar. La Cuaresma no consiste solamente en observar las prácticas que manda la Iglesia. Eso hay que hacerlo, pero puede ocurrir que uno cumpla con esas observancias y sin embargo no pase nada, que no ocurra la conversión. Entonces todos los años se repite la misma historia y siempre seguimos mirando al mundo con los ojos del mundo y no con los ojos de Dios”.
El arzobispo platense insistió en que “lo fundamental de la Cuaresma” es “el llamado a la conversión, pero la conversión es un darse vuelta en el modo de pensar, de sentir, de encarar las cosas. Eso es algo muy profundo, es una cuestión de pensamiento y una cuestión de voluntad porque si uno no se decide no pasa nada”.
“Quería comentarles esto -dijo para finalizar- porque este año he caído en la cuenta de que la Cuaresma pasa muy rápido. Todo muy bien, todo muy lindo, llegamos rápido a la alegría de la Pascua, cantamos el aleluya, pasa el año, viene la otra Cuaresma y nos ponen la ceniza en la cabeza pero nuestra vida sigue igual, y eso es lo que tiene que cambiar. Esa es la cuestión. ¿Puede haber en la vida de cada uno de nosotros una Cuaresma que sea definitiva? Sí, puede haberla y con esa esperanza la Iglesia repite las Cuaresmas todos los años.”.+
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