El prelado se refirió a la relación que debe tener el hombre con el trabajo y recordó que éste es un derecho llevar una vida laboral justa y digna, y aseguró que una sociedad solamente puede crecer cuando goza de igualdad y solidaridad.
Asimismo, señaló que el hombre es creación de Dios y al verse expuesto a condiciones laborales precarias queda “herido”, por lo que esto es “una ofensa a Dios Padre”.
El arzobispo santafesino habló de las atenciones que se deben tener con los hermanos, al advertir que una persona que no respeta los derechos de otros pierde total relación con su prójimo y con todo lo creado.
Además, planteó que, si bien el hombre debe reclamar por sus derechos y hacerlos respetar, debe cumplir siempre con sus obligaciones y realizar, a su vez, un buen trabajo.
“Que el trabajo no sea una mera mercancía, un eslabón de una cadena financiera”, pidió y agregó que esta es condición para que no se pierda la “cultura del trabajo”.
Por último, monseñor Arancedo subrayó que Dios, el trabajo y la familia son las bases de la República, es por ello que la justicia nos acerca a ser cada vez más hermanos, y pidió bendiciones para todos los trabajadores en su día.+
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