Obispos patagónicos animan a volver a creer que la Argentina puede salir adelante
En un mensaje pascual conjunto titulado “¡Jesús ha resucitado!”, destacan el rol de la mujer en el camino pascual y señalan que el amor auténtico, como el de Jesucristo, “siempre ha de ser concreto”, al considerar que “hoy muchos lo están necesitando, hasta quizás en la familia de la puerta de al lado”.
“Celebrar las Pascuas es renovar nuestra vocación de cuidar toda persona, desde su comienzo hasta el momento final. En cada persona deberíamos descubrir la presencia de Jesús, y cómo Él nos lo indicó, en los más sufridos, olvidados y descartados, en aquellos que lo necesitan”, subrayan.
“Qué regalo grande es creer en Cristo Resucitado. Esa fe pascual hace que se desmorone todo pesimismo, desesperanza, resignación que llevan a dejar que la historia fluya por los caminos de la pasividad, del individualismo, del materialismo, de la desconfianza, del olvido y abandono de lo que nos hace verdaderamente felices”, aseguran.
Los prelados de la región austral sostienen que “Pascua es renovación, recreación, es fuerza, entusiasmo, es nueva oportunidad y posibilidad… Es seguir apostando por los caminos de la paz, de la convivencia, de la fraternidad, del bien común”.
Hacen también una referencia al año electoral en el país, con una cita del futuro beato monseñor Enrique Angelelli, uno de los mártires riojanos, quien decía: “Votar no consiste solamente en depositar una ‘papeleta’ en una urna… Votar no significa cumplir un deber cívico para evitar una infracción a la ley. Votar no es tratar de congraciarnos... para conseguir una ‘ventaja’ personal. Votar es hacer y construir nuestra propia historia argentina y provincial. Es poner el ‘hombro’ para que como pueblo no se nos considere solamente en las urnas sino el gran protagonista y actor en la reconstrucción de la Patria”.
“Es para eliminar las causas que engendran injusticia, miseria, odios, éxodos obligatorios. Es para eliminar las causas que ocasionan niños desnutridos, hogares en la permanente inseguridad por el pan de cada día, una concepción de la enseñanza que engendra hombres insatisfechos, resignados, frustrados, desorientado en los interrogantes más fundamentales de la vida. Es para que se multipliquen las fuentes de trabajo, para que no tengamos tantas manos argentinas ‘ociosas’ sin saber en qué emplearlas. Es para que en la Argentina no siga siendo más importante el ‘tener más’ sino el ‘ser más’, es para que haya una Argentina nueva para todos”, completan la cita de la homilía que monseñor Angelelli pronunció el 25 de febrero de 1973.
Los obispos patagónicos expresaron su deseo de que el Señor Resucitado anime “en la esperanza de construir, trabajando entre todos, un país donde la justicia sea justicia, la solidaridad con los pobres no sea asistencialismo, los pobres que hoy son invisibles sean vistos por todos, los valores y principios que nos han llevado a ser patria no nos sean robados; donde vivamos la alegría de reconocernos hermanos, no sólo entre argentinos, sino con todos aquellos que quieren sumarse a nuestra bendita tierra y donde, renovando nuestro compromiso ciudadano al votar, volvamos a creer que Argentina puede salir adelante”.
Firman la carta los obispos Juan José Chaparro CMF (San Carlos de Bariloche), Fernando M. Croxatto (Neuquén), Marcelo A. Cuenca (Alto Valle del Río Negro), Jorge García Cuerva (Río Gallegos), Joaquín Gimeno Lahoz (Comodoro Rivadavia), Esteban M. Laxague SDB (Viedma), José Slaby CssR (prelatura de Esquel), Roberto P. Álvarez y Alejandro P. Benna (auxiliares de Comodoro Rivadavia), Miguel E. Hesayne (emérito de Viedma), Marcelo A. Melani SDB (emérito de Neuquén), Néstor H. Navarro (emérito de Alto Valle del Río Negro), Fernando M. Bargalló (emérito de Merlo-Moreno) y Juan Carlos Romanín (emérito de Río Gallegos).+
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