Mons. Faifer: “El dinamismo imparable de la Resurrección, obliga a compartir tanta felicidad”
Goya (Corrientes) (AICA): “Cuánto más fecundo es mirar nuestra propia vida, nuestra familia, nuestro vecindario, nuestra querida Patria desde esta perspectiva, y abrirnos a la fuerza renovadora de la resurrección. Cambia, todo cambia, pero hacia la plenitud que nos trajo Cristo Resucitado. El que definitivamente está derrotado es el enemigo de Dios y del hombre, la antigua y perversa serpiente que es el demonio. Cristo Resucitado venció al mal, al pecado y a la muerte”, afirmó el obispo de Goya monseñor Ricardo Faifer en su mensaje pascual. Y sostuvo que “en esta marcha de la esperanza viva, la gozosa experiencia del encuentro y de la amistad con Cristo, en el dinamismo imparable de su Resurrección, se transforma en urgente necesidad de compartir con los demás tanta felicidad”.
“Alegría, porque el amigo Jesús estuvo muerto y ahora vive. Alegría, porque es posible el encuentro con Él, y con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. Alegría, ‘porque por medio de Cristo, todos sin distinción, tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu’. Esperanza, porque Él abre un nuevo horizonte a nuestra existencia y, con ello, una orientación definitiva. Esperanza, porque por Él, con Él y en Él, todo cambia y se renueva”, explicó.
El prelado recordó, citando al Papa, que “la resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable”.
“Cuánto más fecundo es mirar nuestra propia vida, nuestra familia, nuestro vecindario, nuestra querida Patria desde esta perspectiva, y abrirnos a la fuerza renovadora de la resurrección. Cambia, todo cambia, pero hacia la plenitud que nos trajo Cristo Resucitado. El que definitivamente está derrotado es el enemigo de Dios y del hombre, la antigua y perversa serpiente que es el demonio. Cristo Resucitado venció al mal, al pecado y a la muerte”, subrayó.
Monseñor Faifer sostuvo que “en esta marcha de la esperanza viva, la gozosa experiencia del encuentro y de la amistad con Cristo, en el dinamismo imparable de su resurrección, se transforma en urgente necesidad de compartir con los demás tanta felicidad”.
“Queridos hermanos y hermanas, en esta Pascua pedimos al Señor Resucitado el don de la alegría y de la esperanza. Se lo pedimos con la Santísima Virgen María, quien estuvo plantada ante la cruz con una fe inquebrantable y recibió el alegre consuelo de la Resurrección. Recemos por el papa Francisco y recen también por mí”, concluyó.+
Publicar un comentario