Mons. Lozano: “Hay luces que iluminan y otras que enceguecen”
Gualeguaychú (Entre Ríos) (AICA): “Si estamos en una casa desconocida de noche y se corta la luz, tenemos temor de tropezar. Algo parecido sucede si nos toman una foto con flash: quedamos como cegados. La sociedad de consumo nos puede encandilar. Atrapados por el materialismo damos pasos torpes. Puede pasar que sintamos oscuridad en el corazón y no atinemos a dar pasos hacia la claridad que nos permita avanzar con seguridad”, advirtió el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Eduardo Lozano, en su columna semanal. “Cada hombre y mujer de fe, cada comunidad cristiana, están llamados a iluminar, a ser testigos de la luz de la fe. No como luz que enceguece e impide caminar, sino como la que ilumina el camino de la vida”, sostuvo.
“Uno de los hombres de allí me dijo ‘el miedo no es a la altura, sino al no ver dónde pisás’, y me comentaba que por eso a algunos animalitos se los puede cazar en la noche con una luz fuerte a los ojos, porque al no ver dónde pisar quedan paralizados”, indicó en su columna semanal.
El prelado consideró que ese ejemplo era “casi una parábola”, por lo que interpeló: “Cuántas veces nos pasa sentir miedo porque no pisamos en firme, porque no vemos el camino”.
“Si estamos en una casa desconocida de noche y se corta la luz, tenemos temor de tropezar. Algo parecido sucede si nos toman una foto con flash: quedamos como cegados. La sociedad de consumo nos puede encandilar. Atrapados por el materialismo damos pasos torpes. Puede pasar que sintamos oscuridad en el corazón y no atinemos a dar pasos hacia la claridad que nos permita avanzar con seguridad”, advirtió.
Tras recordar que la primera encíclica que escribió Francisco llevaba por título “La luz de la fe”, se refirió a “la hermosa predicación de Jesús, conocida como el Sermón de la montaña”.
“Cada hombre y mujer de fe, cada comunidad cristiana, están llamados a iluminar, a ser testigos de la luz de la fe. No como luz que enceguece e impide caminar, sino como la que ilumina el camino de la vida”, precisó.
“Como cristianos gozamos de esta experiencia. Dios camina al lado de nosotros y nos habla al corazón para no caminar en vano. Guardar egoístamente la luz de la fe hace que ella debilite su fuerza e intensidad, y termine no iluminando ni a otros ni a nosotros”, agregó.
Monseñor Lozano indició que el evangelio de san Juan que narra la curación de un hombre ciego de nacimiento es “una clara alusión a una persona sin fe”.
“Este hombre comienza a ver cuando es tocado por Jesucristo. El no vidente lo reconoce como enviado de Dios y Mesías. Los otros que “ven bien” no alcanzan a percibir la presencia de Dios por la fe. Por eso en la Cuaresma estamos llamados a dejarnos alcanzar por la gracia de Cristo, para mirar nuestra vida desde el amor de Dios”, concluyó.+
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