El título Laudato sii está tomado del Cántico de las Criaturas compuesto por san Francisco de Asís en dialecto umbro.
“Son muchas las editoriales en el extranjero que se interesaron ya por la publicación de la encíclica en sus países”, declaró el director de la editorial oficial del Vaticano, en declaraciones a la agencia SIR de la Conferencia Episcopal Italiana.
Como se recuerda, el Santo Padre se refirió a este documento durante el vuelo de regreso de Seúl a Roma, tras concluir su histórica visita a Corea del Sur en agosto de 2014.
En aquella ocasión dijo que sobre la encíclica ha conversado mucho con el cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, quien se encarga de estos temas en el Vaticano.
“Sobre esta encíclica hablé mucho con el cardenal Turkson y también con otros. Le pedí al cardenal que reúna todas las contribuciones y ya las recibí. Una semana antes del viaje (a Corea), no, en realidad cuatro días antes me entregaron un primer borrador que es así de grande, diría un tercio más grande que la (exhortación apostólica) Evangelii Gaudium” que en su versión regular en español tiene 142 páginas, señaló en agosto de 2014.
El Santo Padre precisó que escribir una encíclica sobre ecología “no es algo sencillo porque, en relación a la protección de la creación y el estudio de la ecología humana, se puede hablar con cierta certeza hasta cierto punto pero luego aparecen las hipótesis científicas, algunas de las cuales son ciertas y otras no”.
“En una encíclica como ésta eso debe ser magisterial. Debe estar basada solo en certezas, en cosas que son seguras. Si el Papa dice que el centro del universo es la tierra y no el sol, se equivocaría al decir algo científico que no es correcto. Eso también es verdad aquí”.
Francisco explicó entonces que para todo “necesitamos hacer el estudio, para cada numeral, y creo que se irá haciendo más pequeña, pero yendo a la esencia eso es lo que podemos afirmar con certeza”.
Francisco nunca ocultó su enorme preocupación ante el que considera uno de los más grandes desafíos de la humanidad, la custodia de la creación. En la audiencia general del 21 de mayo de 2014 subrayó que “la creación no es una propiedad de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni, mucho menos, es una propiedad sólo de algunos, de pocos”. “La creación es un don, es un don maravilloso que Dios nos ha dado para que cuidemos de él y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con gran respeto y gratitud”, insistió entonces.
San Francisco y el cántico de las criaturas
El Cántico de las criaturas fue compuesto por san Francisco de Asís en dialecto umbro a finales del año 1224 o principios del 1225, poco antes de su muerte. Francisco se encontraba enfermo y casi ciego, fuertemente decepcionado por la marcha de la orden que había fundado, solo y atormentado.
En una noche de tormento salió de su choza y elaboró el cántico como expresión de alabanza a todas las criaturas terrenales así como a las fuerzas de la naturaleza. El texto contiene además algunos elementos de la lengua latina, toscana e italiana. Es considerado como una de las primeras obras escritas en lengua italiana. De acuerdo con la tradición, este cántico fue entonado por primera vez por el propio san Francisco de Asís y por los hermanos León y Ángel, dos de sus compañeros más cercanos.
Contrariamente a otros cánticos religiosos de esa época, el Cántico de las criaturas no se enfoca únicamente a Dios, a la Virgen o a otros santos, sino que le agradece al Creador por otras criaturas como el “Hermano Fuego”, la “Hermana Agua”, la “Hermana Tierra” y todas las criaturas del mundo. Mostraba así su creencia de que todo lo creado era obra divina y que todos los seres debían tratarse como “hermanos” y “hermanas”. Además, San Francisco advierte del grave riesgo de irse de este mundo en pecado mortal.+
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