El obispo de Orán, monseñor Gustavo Zanchetta, presidió un tedeum en la iglesia mayor de la diócesis, donde se congregaron diferentes autoridades civiles, militares y de las fuerzas vivas de la localidad. Por la tarde, el prelado presidió la misa central de la jornada festiva, en la que pidió a todos “un firme compromiso a favor de la vida” ante tantos “signos de muerte”, para que la dignidad de las personas “no sea pisoteada”.
En su mensaje a la comunidad, monseñor Zanchetta invitó a celebrar “el triunfo de la vida”, manifiesto en el nacimiento de san Ramón. También consideró que al fe “nos hace mirar más alto y entender que la resurrección de Cristo no es algo del pasado”, sino que “entraña una fuerza de vida” que sigue vigente en el mundo.
El celebrante también destacó el designio de Dios, que formó un santo sacerdote “de ese niño que no podía nacer”, y su valiente testimonio, a punto tal de ser torturado para que no predicara el Evangelio y la liberación de los cautivos
Monseñor Zanchetta también afirmó que al “no se lo combate con la prepotencia o usando el poder mundano”, que calificó como “un arma peligrosa que se disfraza de buenos propósitos”. En cambio, propuso, a ejemplo de san Ramón, ofrecer la liberación de los oprimidos con el anuncio de la Palabra de Dios.
El obispo consideró que los cientos de peregrinos congregados para la fiesta también llegaron con la intención de renovar su compromiso como discípulos y misioneros. “Somos un pueblo llamado a respetar, cuidar y honrar la vida desde la concepción en el vientre materno hasta su final natural, según el querer de Dios, y somos enviados a proclamar un nuevo estilo de vida, signado por la libertad de los hijos de Dios”, sentenció.
Demandas concretas
Más adelante en su predicación, el obispo hizo un firme llamado a todo el cuerpo social para que se atiendan las necesidades más urgentes que ponen en peligro la calidad de vida del pueblo y sus derechos.
“No puede morirse por desnutrición un solo niño más. Menos aún puede ocurrir esto por omisión, negligencia o prejuicio, sobre todo con respecto a nuestros hermanos de las comunidades de los pueblos originarios”, reclamó el obispo. “Al pobre y al más débil se le debe dar la primera y más esmerada atención”, dijo el prelado.
Monseñor Zanchetta también pidió que se erradiquen las “malas políticas de estado”, que llevan a mucha gente a sufrir desesperación por no tener la medicación necesaria. En particular, se refirió a los casos de leishmaniasis que se registraron en la provincia. “La vida de las personas no puede depender de las leyes del mercado. Eso es un pecado de omisión que atenta contra la dignidad de la vida misma”, advirtió.
Finalmente, el obispo lamentó que el territorio diocesano sea conocido por el avance que el narcotráfico ha tenido en la región. “Es un negocio espurio que llena los bolsillos de muchos y que va envenenando a nuestra juventud con una nueva forma de esclavitud. Llamo a la conciencia de todos los que tienen responsabilidad en los tres poderes del Estado”, dijo el obispo.+
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